La innovación aún se queda atrás en la región

Todos los países de Latinoamérica tienen en común sus bajas tasas de productividad y de innovación cuando se comparan con economías avanzadas.

Por: | Publicado: Jueves 22 de diciembre de 2011 a las 05:00 hrs.
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El estado del emprendimiento y la innovación en Latinoamérica es mixto, con diversos “clusters” de fortalezas y debilidades en el nivel nacional y subregional (esto es la región Andina, el Cono Sur y los grandes jugadores, Brasil y México). Sin embargo, todos los países tienen en común sus bajas tasas de productividad y bajos niveles de innovación cuando se comparan con las economías avanzadas.

En la mayoría de los casos, esto se debe a los grandes sectores de empresas informales y una alta proporción de pequeñas y medianas empresas (PYME) de baja tecnología. Las microempresas y las PYME suman en promedio más de 90% del total y 30% del empleo en la región. Los gobiernos, en un intento por hacer las empresas más eficientes a través de la innovación y la modernización tecnológica, han concentrado sus esfuerzos en el diseño y en mejorar la ciencia nacional, la tecnología y los sistemas de innovación, así como las políticas y programas para fomentar el emprendimiento.

Este artículo evalúa el estado de la innovación en la región a través de los lentes de respetados indicadores e investigaciones de innovación como el Índice de Innovación Mundial (GII) de INSEAD y el proyecto conjunto de INSEA y la OCDE InnovaLatino. Al mismo tiempo, los resultados de Global Entrepreneurship Monitor (GEM) dan elementos sobre el emprendimiento y las pequeñas empresas más específicamente.



Algunos pasos adelante


En el nivel macro, la ciencia y la tecnología (S&T) y otros indicadores clásicos de innovación han ido mejorando a un ritmo constante en los últimos años, aunque aún hay grandes brechas comparado con la mayoría de los países de la OCDE. Por ejemplo, la inversión en investigación y desarrollo (I&D) en Latinoamérica representó una proporción del PIB de 0,67% en 2007 desde 0,52% en 1997, mientras en términos totales, creció a un promedio anual de 7,8% en la última década, conducida principalmente por Brasil, Chile, Argentina y México.

A pesar de este positivo panorama, la participación de compañías privadas en el sistema de I&D es aún bajo comparado con el de los gobiernos y el ámbito académico. Una pobre transferencia de tecnología y de conocimiento sigue siendo una obvia debilidad, debido a dos razones: en el lado de la industria, baja capacidad para absorber; y en el lado del sistema de I&D, poca relevancia de investigación para las necesidades de la industria, o un énfasis excesivo sobre la investigación básica. Las firmas latinoamericanas se concentran principalmente en el proceso de innovación (producción, distribución y comercialización), adaptaciones o crecientes innovaciones. En las compañías medianas y grandes, las innovaciones suelen ser introducidas a través de proveedores de maquinaria o equipamiento. Las encuestas de innovación nacional muestran las principales limitaciones: el tamaño del mercado y su estructura, los altos costos y el escaso financiamiento, así como la falta de capital humano.



Acercamientos distintivos


La innovación que prevalece actualmente en Latinoamérica no tipo per se de menor calidad, sino que es un complemento para mayores innovaciones técnicas. Los procesos de innovación hacen a las empresas más eficientes, y algunos han llevado a nuevos modelos de negocio. Uno debería mirar a la innovación en la región con lentes menos tradicionales, no siendo el objeto la innovación como tal sino el valor que la innovación le añade a las firmas y a la sociedad. El Índice Global de Innovación (GII) captura las miradas distintivas y multidimensionalidades de innovación en la región.

El GII para 2011 revisa 20 países en América Latina con Chile, Costa Rica, Argentina, Uruguay, Guyana y Colombia liderando la región y Chile como la única economía latinoamericana entre las primeras 40 a nivel mundial. La posición de Chile refleja principalmente instituciones fuertes, flujos de inversión extranjera directa y crecientes registros de marca. Las principales debilidades del país están en el capital humano, la investigación y producción científica. El capital humano es de particular importancia; más allá del conocimiento científico, las habilidades y aptitudes de emprendimiento son necesarias para perseguir oportunidades y llevar nuevos productos y servicios a los mercados, y se espera que los emprendedores sean actores clave en el proceso de innovación.



Dinámicas de emprendimiento


La relación entre el emprendimiento y la innovación no es sencilla, y definiciones más amplias de actividad de emprendimiento e innovación -no sólo asociada con tecnología por ejemplo- permite un mejor entendendimiento de ambas, en particular en Latinoamérica.

La Actividad de Empredimiento Temprana (TEA) total medida por el GEM es relativamente alta en la región, en especial en los países de bajos ingresos con mayores tasas de necesidad de emprendimiento y nacientes empresas, la mayor parte involucrando trabajo por cuenta propia. Aunque la crisis económica mundial de 2008 afectó la TEA de la mayoría de los países, una recuperación moderada de las dinámicas de emprendimiento fue observada en 2010, con el índice TEA para Bolivia igual a 38,6, lo que significa que cerca de 39% de la población adulta estaba comenzando un negocio o tenía uno de menos de 42 meses. El TEA para Chile fue 16,8, para Uruguay 11,7, y para México 10,5.

Más de 50% de las empresas nacientes y nuevas en la región están orientadas al consumo, comparable con la actividad de comercio en Asia. En Chile, Argentina y Uruguay cerca de 20% de los nuevas empresas son del sector servicios. Más de 45% de las firmas establecidas (estas son, aquellas que han superado la responsabilidad de la novedad y pueden ser más propensas a la innovación) son de comercio, con México, Ecuador y Bolivia liderando el sector, seguidos por compañías en manufactura y extractivas. Uruguay (27,8%), Argentina (21,7%), Chile (17%) y Brasil (10,2%) muestran las tasas más altas de empresas establecidas en el sector servicios.

El GEM también mide la innovación de las nuevas empresas, a través de la novedad de sus productos y servicios ofrecidos, la adopción de tecnología y el número de competidores. Chile es el país con la mayor tasa de empresas nacientes y nuevas ofreciendo nuevos productos para nuevos mercados (52%), seguido de Perú, Uruguay y Argentina. Respecto a la adopción de tecnología, todos los países usan tecnologías que es de hace más de cinco años; sólo 10% o menos usa la última tecnología disponible, con Colombia, Chile y Argentina liderando.

Los “intrapreneurs”, empleados que se involucran activamente en el desarrollo de una idea o en la preparación o explotación de oportunidades de negocios, son otra potencial fuente de innovación dentro de las empresas. Los datos recogidos por el GEM en 2008 proveen una visión complementaria para Brasil, Chile, Perú, Uruguay y Ecuador. Chile fue el país que muestra el mayor porcentaje de población adulta involucrada en esta actividad (3,5%), seguido de Uruguay (3%) y Perú (1,9%).

La ruta para abrir la innovación no será espontánea, y las instituciones líderes debiesen actuar como catalizadoras del proceso. Una nueva organización colaborativa que represente a los actores clave en el sistema de innovación, el sector privado, el ámbito académico y el gobierno debiera tomar el liderazgo. El futuro también requiere una dosis de innovación en las políticas para incrementar y consolidar la innovación en las PYME.

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