Mercados en Acción

El empresario estadounidense que busca conquistar Europa

El más temido de los inversionistas activistas logró el quiebre de ThyssenKrupp y ahora apunta a dos íconos europeos: Bayer y Pernod Ricard.

Por: Marcela Vélez-Plickert, desde Alemania | Publicado: Miércoles 26 de diciembre de 2018 a las 04:00 hrs.
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Aplaudido por los mercados, temido por directores y CEOs. El estadounidense Paul Singer ha sido uno de los protagonistas del mundo financiero europeo en 2018. Desde su oficina en Londres, a cargo de su hijo Gordon Singer, su fondo de cobertura Elliott Management ha anunciado al menos una decena de adquisiciones relevantes en lo que va del año. En la mitad de ellas su ingreso a la propiedad ha significado cambios relevantes, cambios de directorios y ejecutivos, división de negocios e incluso la venta de una empresa (GKN) en una OPA hostil.

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A excepción del equipo de fútbol AC Milan y la cadena de librerías inglesa Waterstones, en las que tomó el control como pago por créditos incumplidos, sus adquisiciones son casi siempre con participación menor al 3%, lo que le exime de la obligación de reportar a los reguladores.

Pero las participaciones minoritarias no son un problema para que Singer logre cambios dramáticos. Elliott Management informó de una adquisición por sobre 8% en marzo, para dos meses después, con el apoyo de otros minoritarios, hacerse del control de dos tercios del directorio. Elliott tiene un agresivo plan de desinversiones para Telecom, que se ha ganado además el favor de otro de los accionistas más importantes: el gobierno italiano. El mes pasado, finalmente el directorio pidió la renuncia al CEO, que había sido electo por Vivendi, que aún tiene el 24%. Vivendi ahora está tratando de derrocar al directorio nombrado por Singer con respaldo de otros fondos activistas.

Amos Genish, el derrocado CEO de Telecom, acusó a Elliott Management de “engañar a los inversionistas” y de buscar “solo ganancias de corto plazo”. Pero Paul Singer y su fondo han recibido acusaciones peores. Aún están frescas las declaraciones de Ulrich Lehner, expresidente de ThyssenKrupp, quien renunció en julio acusando a Singer y su equipo de utilizar “terror psicológico” para descabezar al conglomerado alemán. Con menos del 3% de la propiedad, Singer, en asociación con el fondo activista Cevian, logró cambiar la plana directiva y ejecutiva de Thyssen y la aprobación para la reestructuración y división de la empresa.

Los insultos no se comparan, eso sí, con el otorgado por la expresidenta argentina Cristina Fernández, quien bautizó a Elliott como un “fondo buitre” o un “terrorista financiero”. Singer saltó a la fama fuera del mundo financiero neoyorquino por su agresiva estrategia legal contra Argentina, que incluyó su persecución en cortes extranjeras e incluso el intento de incautar su buque estrella. Contrario a la acusación de que es un inversionista de “corto plazo”, Singer mantuvo los bonos argentinos en su portafolio por 15 años, hasta alcanzar un acuerdo en 2016, que le otorgó un pago por US$2.300 millones, una enorme ganancia para una inversión inicial de US$117 millones, según un análisis de Martín Guzmán, investigador en CIGI y profesor de la U. de Buenos Aires.

Nacido en 1944, en una familia judía de Nueva Jersey, Singer estudió psicología y leyes. Según sus propias palabras, tras ejercer por un tiempo como abogado y, por sugerencia de su padre, comenzar a transar con acciones, decidió dejar las leyes y volcarse a los negocios. En 1977, con US$1,3 millones, de familiares y amigos, fundó Elliott Management. La firma reporta activos por unos US$35.000 millones al tercer trimestre de este año, y una utilidad promedio de 13,4% anual. Sus inversiones están repartidas alrededor del mundo e incluyen bonos soberanos de alto rendimiento, empresas en problemas y grandes corporaciones o los bonos del nuevo aeropuerto de México, recientemente suspendido.

Pero son sus inversiones europeas las que han llamado la atención: La arremetida comenzó en 2017, con ocho adquisiciones de alto perfil, incluyendo su participación de 5% en la poderosa BHP. Por presión de Singer, la petrolera vendió en junio pasado su negocio de crudo shale en Estados Unidos. En Reino Unido, la cadena de cafeterías Whitebread aceptó separar su negocio de Costa Coffee, tal como pedía Elliott.

“Activismo accionario significa usar tu voz y tus derechos a voto para mejorar las empresas y maximizar el valor para todos los accionistas… En demasiadas ocasiones las empresas se escudan en la idea del “largo plazo” para justificar un bajo rendimiento por un tiempo prolongado”, afirma Singer, en una columna escrita para WSJ en octubre de 2017.

Con la máxima de crear valor bajo casi cualquier circunstancia, y según descripción del propio Singer, su equipo analiza constantemente empresas. Tras detectar una estrategia para maximizar valor, la consultan con bancos u otros inversionistas, hasta finalmente hacer el llamado anunciando su ingreso a la propiedad.

En el caso de la icónica Pernod Ricard, dueña de las marcas Chivas Regal y Absolut, Elliott comunicó de la compra de una participación a inicios de noviembre. El porcentaje aún debe estar por debajo del 5%, mínimo establecido por el regulador francés para reportar una adquisición.

Junto con el anuncio de la operación, Elliott también comunicó a la administración de Pernod Ricard, sus intenciones: impulsar un plan de ahorro por unos US$567 millones, mejorar los márgenes y considerar la venta de algunos negocios.

Las sugerencias no fueron bienvenidas por el directorio y plana ejecutiva, que defendieron su estrategia. Incluso el gobierno francés declaró que prefería que las empresas emblemáticas del país (Pernod data de 1805) estuvieran en manos de “inversionistas estables de largo plazo”. Pero la reacción de los mercados fue distinta. Las acciones de Pernod Ricard subieron 5,8%, apenas se anunció el ingreso de Elliott a la propiedad. En una reacción similar, las acciones de la farmacéutica alemana Bayer subieron 1,7%, después de que Reuters reportara a inicios de mes que Elliott había adquirido poco menos del 3% de la propiedad, agregando que el fondo buscaría la división de los negocios agroquímicos del farmacéutico.

El activismo accionario no es nuevo, especialmente en Estados Unidos. Pero en Europa ha cobrado una nueva dimensión ante los dramáticos resultados de las campañas lanzadas por Singer en grandes conglomerados. Cifras de Activist Insight y Skadden al 30 de septiembre registran 112 campañas lanzadas por inversionistas activistas este año en Europa, y se calcula que serían 131 hasta cerrar el año.

Es poco probable que la tendencia desaparezca en 2019. Todo lo contrario. En el caso de Singer, su estrategia para las centenarias Bayer y Pernod Ricard recién está comenzando.

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