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Francisco y sus cinco años de pontificado

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La conmemoración de los primeros cinco años de pontificado de Francisco han sido ocasión de recuerdos y reflexiones en torno al sello de su magisterio. Muchos medios han dedicado páginas a la enumeración de sus cartas pastorales y encíclicas, y al análisis de los viajes apostólicos.


Si embargo, la carta donde el Papa Emérito Benedicto XVI se refiere al pensamiento del Santo Padre se ha convertido ya en un hito ineludible de esta celebración. La misiva fue dada a conocer en el marco de la presentación de la colección 'La teología del Papa Francisco', editada por la Librería Editrice Vaticana, realizada el pasado 12 de marzo: "Celebro esta iniciativa que quiere oponerse y reaccionar al necio prejuicio, según el cual el Papa Francisco sería sólo un hombre práctico, que carece de particular formación teológica o filosófica, al tiempo, que yo habría sido únicamente un teórico de la teología, que hubiera comprendido poco sobre la vida concreta de un cristiano de hoy", afirma Benedicto XVI.


El Papa Emérito expresa su agradecimiento por haber recibido, como presente, los once libros, escritos por otros tantos teólogos de fama internacional, que componen la colección, a cargo de Don Roberto Repole, presidente de la Asociación Teológica Italiana.

«Los pequeños volúmenes – añade Benedicto XVI – muestran con razón que el Papa Francisco es un hombre de profunda formación filosófica y ayudan, por lo tanto, a ver la continuidad interior entre los dos pontificados, si bien con todas las diferencias de estilo y temperamento».
Para dar a conocer otras miradas que han sido discutidas durante estos días, presentamos a continuación la entrevista que Vatican News realizó al Cardenal Parolin, Secretario de Estado, y la editorial con la que L'Osservatore Romano acompañó la efeméride el pasado 13 de marzo. Visite www.humanitas.cl para leer más artículos en torno a este aniversario.

"Cardenal Parolin: el del Papa Francisco, pontificado de la Alegría"

- Es el colaborador más cercano del Papa: el cardenal Secretario de Estado Pietro Parolin. Nos encontramos con él en ocasión de los cinco años de pontificado de Francisco, preguntándole ante todo, cuáles son, en su opinión, las características más sobresalientes de su magisterio:
Ya han pasado cinco años; han pasado muy, muy rápido, al ritmo de muchos eventos felices y tristes. Sigue siendo cierto que la elección de un Papa y su Ministerio son siempre un don para la Iglesia y para la humanidad, cuya importancia espiritual y eclesial debe ser considerada, evaluada, leída a la luz de la fe y de la acción de la Providencia. Este aniversario nos hace pensar un poco a todos sobre cuáles son las características del Magisterio y de la acción del Papa Francisco. Meditando en ello, tuve un pensamiento que albergaba desde hace tiempo: me impresionó que todos los documentos, o al menos, los de mayor importancia –hablo de la Evangelii Gaudium, que ha sido un poco el documento programático de su pontificado, luego la Amoris Laetitia, y también, aunque indirectamente, la Laudato Si– siempre aluden a la alegría: Evangelii Gaudim, Amoris Laetitia, Laudato Si, la alabanza que nace de la alegría de un espíritu lleno de leticia.

Y entonces, tal vez, yo diría que la característica fundamental de este pontificado es precisamente la alegría, una alegría que no nace de la despreocupación, sino del hecho de saberse amados por el Señor. He aquí, entonces, la otra línea del Pontificado: la misericordia, es decir, un amor personal y total que Dios tiene para cada una de sus criaturas y, por otra parte, la alegría de comunicar a los demás, la Buena Noticia del Evangelio; el hecho de anunciar, de llevar a otros el anuncio de la salvación de Jesús, se convierte en fuente de alegría para quien lo recibe, pero también para quien lo proclama. Es una alegría compartida. Entonces, la tercera línea me parece la de la evangelización, la de la Iglesia en salida que debe llevar el Evangelio a todas las criaturas. Me parece que estas son, en pocas palabras, al menos para mí, las características fundamentales de este Pontificado.

- Cardenal Parolin, con el Papa Francisco podemos hablar de una Iglesia en camino, en todos sus componentes. Sin embargo, dentro y fuera del pueblo de Dios, a veces hay pareceres contradictorios. ¿Cómo se puede responder a las críticas?

- Ciertamente una de las características –también un poco para retomar la primera pregunta- del pontificado del Papa Francisco es la dimensión de una Iglesia en salida, una Iglesia en movimiento, por lo que la invitación apremiante que el Papa ha hecho desde el principio, de no quedarse detenidos, de no echar mano al principio del "siempre se hizo así", -lo dice explícitamente en la Evangelii gaudium- para no dar ningún paso adelante. Naturalmente, sabemos bien hacia dónde conduce este camino; este camino conduce a una mayor fidelidad de la Iglesia a su naturaleza de pueblo de Dios y cuerpo de Cristo, y a una mayor eficacia en su misión evangelizadora. Así que, probablemente, sin juzgar a nadie, precisamente este impulso, este dinamismo que el Papa ha imprimido y que quiere imprimir en la Iglesia, puede ser causa de diferentes juicios, contrastantes y a veces inclusive opuestos.

En cierto sentido, es normal, creo, el hecho de que todos los pontificados hayan estado sujetos a críticas. Luego, en lo que respecta a las críticas, yo distinguiría entre críticas destructivas, agresivas, verdaderamente malas -usamos esta palabra- y aquellas que son en cambio críticas constructivas. Y entonces probablemente existe un modo diferente de reaccionar y responder a estos dos tipos de críticas.

En cuanto a las críticas agresivas y destructivas, no queda más que aceptarlas en cruz y considerarlas como parte de la corona de espinas que todos debemos llevar, sobre todo los que tienen responsabilidades en la Iglesia y que, por lo tanto, también tienen un rol público. Así que no hay nada que hacer. Pienso que no se agotarán, siempre habrá. En cuanto a las críticas constructivas, creo que deben tenerse en cuenta porque pueden ayudar, pueden ser una ayuda para una mejora e inclusive para un perfeccionamiento también del propio servicio. Pienso que las críticas constructivas son las críticas que nacen de una actitud fundamentalmente de amor y que tienen en la mira la construcción de la comunión en la Iglesia. Me parece que este es un criterio fundamental; apuntan a la comunión en la Iglesia y quieren ayudar también al Papa a ejercer mejor su Magisterio y su ministerio a favor de toda la Iglesia.

- Cardenal Parolin, ¿cuál es su deseo para el Papa Francisco?

- Creo que el deseo que le hacen muchas personas, tanto dentro como fuera de la Iglesia, muchas personas que ven al Papa Francisco como una figura importante y significativa en el mundo contemporáneo, sea éste: el deseo que el Señor le dé vida, salud, fortaleza, coraje para seguir guiando la Iglesia. Entonces, concluimos con las palabras de la antigua oración: "Deus conservet eum et vivificet eum" - "Dios lo conserve y le dé siempre fuerza y vigor". Le deseamos al Santo Padre todo lo mejor. ¡Ad multos annos, Santo Padre!
[Entrevista realizada por Luca Collodi para Vatican News.]

"La fuerza de un nombre"

Hace cinco años eran realmente pocos los que hubiesen sabido prever la elección en cónclave del arzobispo de Buenos Aires, y menos todavía los que se esperaban el nombre que elegiría el sucesor de Benedicto XVI después de la renuncia al pontificado, situación que se dio por primera vez después de seis siglos. Sin embargo, existía realmente la espera de ese nombre, tal como lo aireaban algunos electores, y como apareció extrañamente en la imagen de un hombre vestido con un sayo, arrodillado, bajo la lluvia helada que caía en la plaza de San Pedro, con un cartel al cuello en el que se leía «papa Francisco», que fue emitida durante el cónclave por las televisiones. En ese escrito resumía la expectativa, recurrente en la Edad Media, de una renovación radical gracias a un papa angelicus.

En la tradición hebrea y después cristiana, en un nombre se encierra mucho más que una preferencia o una inclinación, tal como aparece en la Biblia: el Señor cambia el de Abraham, y así también lo hace Jesús con Pedro, para indicar la transformación de vida. La costumbre de asumir un nombre diferente del propio se afirmó mucho más tarde en algunas órdenes religiosas, como había sucedido después de los primeros siglos en las sucesiones papales. Pero ningún Pontífice había elegido llamarse Francisco, nombre de origen profano que en el latín medieval indicaba procedencia de Francia, pero que se convirtió en cristiano por excelencia porque recuerda al santo de Asís (bautizado como Juan) y su radicalidad en la imitación de Cristo.

Al inicio del sexto año de pontificado aparece clara la fuerza de ese nombre, que Bergoglio quiso explicar a los periodistas con los que se reunió tres días después de la elección. Nombre que evoca la figura de san Francisco por tres motivos –recomendados al nuevo Pontífice por «un gran amigo» (el cardenal brasileño Cláudio Hummes que estaba junto a él en la Sixtina) cuando ya los votos habían superado los dos tercios necesarios–: la atención y la cercanía a los pobres, la predicación de paz, y la custodia de la creación. Tres componentes del mensaje cristiano que están caracterizando el desarrollo de los días del primer Papa americano, que es también el primer no europeo desde hace casi trece siglos, y el primer jesuita.

Indicando la necesidad para la Iglesia de salir a las periferias reales y metafóricas del mundo para anunciar el Evangelio, el arzobispo de Buenos Aires trazaba poco antes del cónclave las líneas de un pontificado esencialmente misionero, líneas que de allí a pocos meses se desarrollarían a lo largo del documento programático Evangelii gaudium. Alegría, sí, no obstante las persecuciones y el martirio de tantos cristianos, no obstante el desequilibrio que crece entre el norte y sur del mundo, no obstante esa guerra mundial «por partes» tantas veces denunciada, no obstante la devastación del planeta que daña sobre todo a los pobres descrita en la Laudato Si', una encíclica acogida con interés y esperanza también por muchísimas personas que en la Iglesia no parecen reconocerse. Más allá de las fronteras visibles de la Iglesia llega la palabra sencilla y apasionada de un cristiano que, llevando un gran peso, pide cada día que recen por él.

[Editorial publicado en L´Osservatore Romano el 12 de marzo de 2018.]

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