Cartas

Nuestra industria minera, en la realidad

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Señora Directora:

Hace 20 años estoy en permanente conversación con grandes empresas mineras que operan en Chile, en Perú, en Australia. Conozco a sus líderes y a sus equipos. Y me parece destacable que este probablemente es uno de los sectores que más tranquilo está con lo que implica el proceso constituyente y todas las eventuales incertidumbres que va a generar durante los meses que vienen. Pienso que en esto ayuda la mentalidad de largo plazo que ya caracteriza al segmento: los mineros no invierten pensando en dos, ni en cinco, ni siquiera en 10 años. La vida últil de los yacimientos es mayor, por lo cual no nos asustan los vaivenes ni los ruidos en el camino, porque los proyectos tienen clara su visión de futuro.

Claro, hay riesgos. Qué más fácil que ponerle impuestos a una actividad que a pesar de todo lo que aporta a la vida diaria de los chilenos, aún no es lo suficientemente querida por la población general.

En la industria pienso que hay tranquilidad. Los proyectos y las operaciones siguen su curso, los enormes desafíos ambientales que están cambiando para bien la cara de la minería nos tienen muy ocupados -¿sabrán los chilenos que esta es una actividad que cada vez usa menos agua continental, sólo por dar un ejemplo?-. El proceso constituyente y sus múltiples caminos son percibidos más que nada como un buen indicador de madurez cívica, que en nada empaña lo que los mineros estamos haciendo en Chile: confiar y trabajar.

Juan Cariamo

socio fundador Vantaz Group

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