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Acuerdo de inversiones China-UE, un logro para el entendimiento

Andrés Bórquez, Doctor en Políticas Internacionales (Fudan), Coordinador Programa de Estudios Chinos, Instituto de Estudios Internacionales, U. de Chile

Por: Andrés Bórquez | Publicado: Martes 19 de enero de 2021 a las 04:00 hrs.
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Andrés Bórquez

Los Estados se relacionan entre ellos principalmente por intereses y valores. En esta configuración, ¿cómo se han ido acomodando las principales potencias occidentales ante la embestida de Beijing en el puzle de la gobernanza global?

Hasta el momento, tanto los Estados Unidos como las potencias europeas han declarado que China se ha convertido en un competidor estratégico, sin embargo, se observan dos estrategias diferentes de aproximación. Por un lado, el caso del gobierno de Trump y recientemente el Reino Unido, han apostado por una vía de confrontación directa a través del formato de guerra comercial o bloqueo de importaciones. La semana pasada se observó cómo el Reino Unido “post-Brexit” aplicó restricciones unilaterales hacia las importaciones de productos de Xinjiang, región que ha sido señalada por activistas en derechos humanos como un lugar donde se realizan trabajos forzados contra las minorías musulmanes uigures.

Por otro, el caso de la Unión Europea que vía negociación continua busca lograr nivelar las condiciones de inversión entre las compañías europeas y los gigantes empresariales chinos a la vez de establecer compromisos de parte de Beijing sobre derechos laborales y la política climática.

Más allá de la estrategia escogida para hacer frente al nuevo estatus de China, tanto la aproximación americana como la europea han comenzado a asegurar sus intereses estratégicos y materiales hacia Beijing. Estados Unidos establece un acuerdo de fase 1, logrando una tregua parcial en la guerra comercial y obligando a China a importar los próximos dos años 200.000 millones de dólares en productos estadounidenses. En esta misma línea, establece un marco de “securitización” a nivel doméstico e internacional sobre cierta tecnología de origen chino.

Por otro lado, la Unión Europea, logra que Beijing firme un acuerdo de inversiones (Comprehensive Investment Agreement en su nombre en inglés) que permite allanar el terreno a las empresas europeas que operan en China, como también fortalecer el establecimiento de normas de transparencia y reglas para una mayor seguridad jurídica en la solución de controversias.

El gran punto de diferencia entre una estrategia y otra tiene que ver con avanzar en los objetivos valóricos. Mientras la política exterior punitiva de Trump recibe una respuesta defensiva desde Beijing y avanza solo en temas materiales, los europeos bajo la dinámica de negociación cooperativa alcanzan un acuerdo con China que la compromete a ratificar los convenios de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en materia del trabajo forzoso y la explotación laboral.

Tanto los Estados Unidos como las naciones europeas fueron precursores de los mecanismos de negociación y de establecimiento de normas para evitar los conflictos. Con la llegada de Biden se espera que la nación del norte retome el diálogo bilateral y multilateral con China y que esta sea la fuente para mitigar las diferencias entre ellos.

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