Andrés Sanfuentes

Ciencia, tecnología y postgrados, otros postergados

Uno de los aspectos que se suponía iba a concentrar la atención del gobierno de Piñera era el fomento de la inversión en Ciencia y Tecnología...

Por: Andrés Sanfuentes | Publicado: Lunes 30 de julio de 2012 a las 05:00 hrs.
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Uno de los aspectos que se suponía iba a concentrar la atención del gobierno de Piñera era el fomento de la inversión en Ciencia y Tecnología (CyT), esencial para promover el emprendimiento, variable clave para crecer con rapidez a través del tiempo.

Todos los informes realizados sobre Chile, por especialistas criollos y extranjeros, coinciden que uno de los factores que explican las menores tasas de crecimiento de los últimos 15 años es la reducida tasa de inversión en CyT en relación al PIB. En comparación a otros países de similar nivel de desarrollo, el esfuerzo nacional ha sido modesto.

Si el país quiere lograr aumentos significativos en la productividad general debe pasar a una fase en que agregue mayor valor a las actividades basadas en la explotación de materias primas, en que se sigue concentrando la estructura productiva y especialmente las exportaciones. Esta nueva etapa está estrechamente relacionada con los avances en CyT y en mejorar la calidad de la educación en todos los niveles.

A pesar de algunos avances que se han logrado, todavía se carece de una institucionalidad que permita elaborar una política integral, que coordine y evalúe las numerosas entidades operativas dispersas en el Sector Público y controle la ejecución de los programas. El proyecto de ley presentado por el gobierno anterior está paralizado en el Parlamento y el actual no ha realizado las modificaciones esperadas, a pesar de la importancia del tema y la necesidad de tener claramente definida la responsabilidad gubernamental, hoy diluida entre varias instituciones.

En Chile la investigación en CyT ha estado estrechamente asociada a las universidades especializadas en esta área y el nivel de desarrollo del país hace aconsejable seguir concentrando los limitados recursos en estos centros académicos, ya que son los que están en condiciones de responder a las demandas nacionales. La gran mayoría de las instituciones académicas está centrada en la docencia. Transcurrirán varios años en que estén capacitadas para incorporarse con efectividad a la otra área.

Una de las carencias que deben superarse es la reducida participación que han tenido las grandes empresas en la inversión que permite la innovación y el emprendimiento, con raras excepciones carecen de centros especializados. Una de las razones es la lejanía que se observa de las universidades, su escasa cooperación mutua, a diferencia de la experiencia de países más desarrollados.

En las universidades, la investigación en CyT está estrechamente asociada a la docencia de postgrado, ya que ambas se robustecen mutuamente, no se pueden separar.

El desarrollo de los postgrados, en especial los programas de doctorado, requieren de un creciente subsidio estatal por el alto contenido de externalidades sociales que generan; constituyen un bien público en el sentido que el bienestar social supera largamente el que beneficia individualmente al estudiante y la propia institución.

Para generar un eficiente sistema de CyT, el Estado debe contribuir a financiar la creación y desarrollo de centros especializados en aquellas disciplinas que el país acuerde concentrar sus recursos mediante financiamientos de largo plazo, concentrando los esfuerzos en las entidades especializadas y en los incipientes esfuerzos regionales que están en curso.

El estímulo al desarrollo de los postgrados debe combinar programas de becas para la docencia y la investigación, tanto en Chile como en el extranjero, ya que ambos se robustecen y complementan. Sin fortaleza en las ciencias básicas no se puede avanzar en el desarrollo tecnológico; incluso se requiere para la adaptación de innovaciones foráneas.

A pesar de los atrasos, convendría aprovechar que las movilizaciones estudiantiles han llevado al gobierno a preocuparse del tema de las ayudas estudiantiles, mediante reformas en los sistemas de crédito y becas de pregrado, para prestar atención a esta otra materia, que es clave para el desarrollo económico de Chile.

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