Andrés Sanfuentes

La glosa de la gratuidad y las arenas movedizas

Por: Andrés Sanfuentes | Publicado: Viernes 16 de octubre de 2015 a las 04:00 hrs.
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Hace pocas semanas murió Henning Mankell, el famoso escritor sueco que revitalizó la novela negra norteamericana de la gran Depresión, como lo destacó el crítico literario Camilo Marks, y creador del comisario Kurt Wallander. Una de sus mejores novelas se titula "Arenas movedizas" y ocurre en ambientes sombríos similares a los que ha estado generando el Mineduc ya en forma reiterada. También podría recurrirse a Alfred Hitchcock para describir el suspenso que se ha provocado con sus últimas iniciativas; claro que los continuos cambios más recuerdan a "Vértigo" que a "Los pájaros".

El primer anuncio, de utilizar el Presupuesto Fiscal para avanzar en la gratuidad de la Educación Superior (ES), despertó algunas críticas, pero las sucesivas aclaraciones ministeriales han tenido la particularidad de sumar la totalidad de los involucrados a las objeciones, desde las instituciones educadoras hasta las federaciones estudiantiles dirigidas por el anarquismo. Se consiguió lo imposible: unidad.

Hay que partir por señalar que el gobierno también tiene un libro sagrado, tan importante como la Biblia, la Torá o el Corán para los religiosos; se trata de "El Programa", cuyo texto debe ser cumplido con rigurosidad, por lo cual "la gratuidad universal" no se debe discutir sino implementar. De allí la propuesta en discusión y la urgencia en apurar el primer paso, a pesar de las improvisaciones. Una consecuencia fue la curiosa discusión que se tenía que otorgar gratuidad y no becas.

Uno de los aspectos decisivos en la iniciativa es la consideración de la Educación Superior como un derecho social. El punto es debatible, porque no es constitucionalmente obligatoria como ocurre con los niveles preuniversitarios y, por lo tanto, no se pueden exigir que el Estado la entregue sin costo para el beneficiario. Aún más, surge el aspecto de quién es el beneficiario de este eventual derecho, y no cabe duda que sería el estudiante, por lo cual podría elegir libremente la institución de su preferencia, siempre que el Estado acredite una calidad mínima.

También hay otras "ideas fuerza" que inspiran la iniciativa y que quedaron reflejadas en la discusión de la ley de inclusión, ya aprobada con muchas modificaciones. Una de ellas es el horror al "lucro", culpable de la mercantilización y de la desigualdad en la sociedad, flagelos que son efectivos y que influyen en esta obsesión gubernamental. Incluso en "la glosa" se ha llegado a excluir a la mayoría de los institutos profesionales y centros de formación técnica de los eventuales beneficios a causa de su institucionalidad jurídica, a pesar que la ley actual permite obtener beneficios económicos a las instituciones. Se permitiría al DUOC tener la aprobación pero no al Inacap por estar constituida como sociedad, a pesar que sus propietarios son corporaciones sin fines de lucro, entre ellas una estatal, Sercotec.

Otra preocupación gubernamental que ha distorsionado el tema es el rechazo de los subsidios a la demanda y la obsesión por destinar los recursos fiscales a la oferta, las entidades que entregan la docencia. El problema es que si el estudiante tiene el derecho social a la educación y se quiere favorecer a los más vulnerables, por definición se cae en subsidios a la demanda. Otra cosa es que el Estado tenga la responsabilidad de velar por la calidad de la oferta docente e impedir que se entreguen recursos fiscales a esas instituciones, aunque el estudiante de menores recursos la prefiera.

En circunstancias que el gobierno no ha hecho su propuesta integral de reforma a la Educación Superior, prometida para fines de 2015, para lo que incluso designó un equipo asesor mandatado a efectuar recomendaciones sobre el tema, no parece aconsejable aprobar "la glosa" tal como fue propuesta, dadas las consecuencias que podrían tener las decisiones que las instituciones adopten en este ambiente de incertidumbre. Desde ese punto de vista, parece aconsejable para avanzar en equidad utilizar, durante 2016, el actual sistema de becas que está en funcionamiento.

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