Andrés Sanfuentes

La “reformita” tributaria

Para discutir un reforma tributaria hay que partir...

Por: Andrés Sanfuentes | Publicado: Martes 24 de abril de 2012 a las 05:00 hrs.
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Para discutir un reforma tributaria hay que partir por su finalidad, pues los impuestos están en el lado de los costos, no de los beneficios; a nadie le gusta pagarlos, a menos que sepa y apruebe el destino de los recursos que recolectará el Fisco.



La propuesta del gobierno de Piñera está destinada a recaudar fondos para financiar mejoras comprometidas en educación. Adicionalmente, intenta aproximar las tasas de impuestos a las personas y empresas, con el fin de reducir la elusión y disminuir el gravamen de timbres y estampillas. La recaudación estimada alcanzaría el equivalente a US$ 700 millones a US$ 900 millones. Nada muy significativo.

El gobierno no está para realizar grandes reformas en el país y, por lo tanto, no requiere de transferencias importantes hacia el sector público. La mejor demostración es lo que ocurre en Educación. Para apaciguar a los manifestantes de 2011, ofreció masivas becas y créditos universitarios, pero no enfrentó la necesidad de hacer una reforma de fondo a la Educación Superior, que se encuentra en una crisis profunda tanto en la docencia como también en Ciencia y Tecnología así como en el desarrollo cultural y artístico. Después de dos años seguirá esperando.

Se entiende que desde el punto de vista ideológico no ha podido convencer a la Derecha empresarial y neoliberal de la necesidad de incrementar el gasto público; ha tenido dificultades para que acepten esta “reformita”, a pesar de algunos caramelos que les ofrece.

La reposición de la tasa de impuesto de 1ª categoría del 20% ya está “vendida” en el empresariado, aunque manifieste quejas, pero en compensación se plantea reducir el tamaño de los tramos del Global, con el pretexto de favorecer a la clase media trabajadora y desincentivar la elusión tributaria al acortar la brecha entre ambos tributos. Sin embargo, también se puede reducir la distancia subiendo aún más el referido 20% y no achicando los tramos más elevados, ya que constituye el único impuesto algo progresivo que existe en un sistema y que debiera gravar a las altas rentas más que a la clase media.

Uno de los temas en que se centraría el debate parlamentario es la intención anunciada por el gobierno de reducir la elusión tributaria, fuente principal de las injusticias actuales, en que existen diferencias significativas entre lo que pagan los ingresos del trabajo y sus equivalentes que hacen uso de sociedades de inversión. Este es uno de los temas centrales de una modificación tributaria que imponga reglas de equidad.

También se propondría una reducción del impuesto de timbres y estampillas, tan demandada por los economistas “overnight”, con el pretexto que favorecería a la PYME y a la clase media que requiera en el futuro de un crédito hipotecario. Sin embargo, no se menciona que los más beneficiados serían los grandes deudores, que tienen acceso al crédito de mediano y largo plazo. Esta iniciativa también tiene un componente regresivo y favorecería básicamente al mercado financiero.

Aún más regresiva es la propuesta de otorgar beneficios impositivos por los gastos en educación. 
Los resultados de la recaudación tributaria en 2011 fueron positivos y se repetirán este año, por lo cual no hay demandas urgentes de gasto fiscal adicional, aparte del anunciado.

La oposición juega otro partido; no entra a la cancha de plantear incrementos específicos de gasto fiscal con fines igualitarios (tampoco tiene atribuciones legales), sino plantea que otro de los objetivos de una reforma tributaria es redistribuir la carga impositiva, junto a la mayor recaudación. En ese escenario, surgiría un debate en serio, al entrar en discusión el término de las franquicias impositivas, el incremento del “royalty”, los impuestos “verdes” y un aumento de la carga a las grandes empresas y el término del FUT. Esa sería una reforma profunda, pero no es factible con el actual gobierno. Ahora, la oposición deberá limitarse a examinar la “letra chica” de la “reformita”.

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