Andrés Sanfuentes

Los temas pendientes del progreso

Andrés Sanfuentes, Economista

Por: Andrés Sanfuentes | Publicado: Miércoles 3 de octubre de 2018 a las 04:00 hrs.
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Con frecuencia se debate el tema de la transición, después del largo proceso iniciado con el término de la dictadura.

El Presidente Piñera no prometió hacer grandes transformaciones, sino guardar la “retroexcavadora” que intentó utilizar la Presidenta Bachelet. Su programa puso el énfasis en el crecimiento como base del progreso, pero no en reformas profundas. De allí la búsqueda de acuerdos globales, aunque enfrenta dificultades para concretarlos a causa de su carácter incontrolable y la presencia de “la calle”.

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A pesar de sus notables avances, Chile continúa siendo un país “en vías de desarrollo”, porque el progreso genera un mayor bienestar, pero también desequilibrios, pues hay sectores, segmentos sociales y variables que evolucionan a diferentes ritmos. Durante los últimos lustros el crecimiento económico fue decreciendo, en especial la mejoría de la productividad, porque los sucesivos gobiernos no enfrentaron los problemas estructurales que se acumularon y fueron postergando los necesarios correctivos. Además, se agregó la rapidez de las transformaciones que se han sucedido a nivel global y nacional.

El listado de temas que requieren de atención es impactante, y están muy lejos de ser resueltos al concentrarse en el crecimiento económico, como privilegia el gobierno, o en la desigualdad, como sostiene la oposición. Sin entrar a detallar la crisis generalizada de las instituciones políticas —partidos, Ejecutivo, Congreso y Poder Judicial, a los cuales se han sumado las Fuerzas de Orden y la Iglesia Católica—, existen temas postergados en el ámbito socio-económico, aparte de los problemas políticos y culturales.

La desigualdad ha cambiado de naturaleza y contenido. Es multivariable, como lo planteó la última CASEN, un fenómeno más amplio en que la pobreza social pasó a ser esencial, como consecuencia del individualismo que ha aislado a las personas. El desempleo no ha tenido avances en muchos campos, como es el caso de los “ninis”, parte de los trabajadores independientes, cercanos a la ausencia de políticas de respaldo a las Mipyme.

La inmigración masiva es una nueva realidad que sucesivos gobiernos han diferido formular una política de integración que, junto con acoger al extranjero, lo incorpore a la vida social, laboral y educacional. La educación temprana solamente en el último quinquenio ha cobrado importancia, a pesar de que define el porvenir de los niños.

Muestras de la incapacidad del país de formular políticas eficientes para lograr el desarrollo están en la capacitación como parte de la educación continua y la postergación permanente de la atención en el desarrollo científico y aplicado, bases del progreso futuro. La salud es otro ejemplo de problemas no enfrentados, a pesar de las demandas ciudadanas que reclaman por la desatención y separación de los mundos público y privado. El sistema de pensiones también busca soluciones. La segmentación urbana es otro aspecto que se ha agravado y la aglomeración en las ciudades no refleja una estrategia para mejorar la calidad de vida y la recuperación de los barrios del pasado, unido a crecientes problemas de locomoción.

Sin enfrentar estos problemas, muchos de ellos propios del progreso, no se podrá dar término a la transición que reclaman algunos, a lo cual se agrega que por su naturaleza, el desarrollo económico y social es un proceso de cambios permanentes, en que los desequilibrios son también la fuente del progreso cuando son enfrentados y superados. Sólo así Chile evitará ser un nuevo caso de “desarrollo frustrado”, en la terminología de Aníbal Pinto.

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