Andrés Sanfuentes

Otro escollo al desarrollo: la escasez de agua

Andrés Sanfuentes Ingeniero comercial U. de Chile, Miembro del directorio del Centro de Estudios del Desarrollo

Por: Andrés Sanfuentes | Publicado: Lunes 2 de octubre de 2017 a las 04:00 hrs.
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Uno de los aspectos que ha concentrado el debate en los últimos meses es el lento crecimiento económico, en especial si se debe a factores externos o internos, entre ellos la “desconfianza” provocada por el actual gobierno, tanto por el “programa” implementado como por la gestión realizada. Los argumentos han tenido un fuerte contenido ideológico, agravado por las elecciones.

Sin embargo, hay otros factores explicativos que se omiten, entre ellos el estancamiento de la productividad por un período prolongado, creando una serie de trabas no enfrentadas, generando retrocesos adicionales.

Un ejemplo se puede observar en el proyecto de ley de reforma al Código de Aguas, actualmente en consideración en el parlamento, en que la argumentación se ha concentrado en los derechos de propiedad, con un fuerte contenido ideológico entre quienes los consideran esenciales y aquellos que le otorgan una menor primacía. Lo anterior ha oscurecido la consideración de una serie de factores que están imposibilitando un uso eficiente del agua y retardando la expansión de otros sectores usuarios.

Chile se caracteriza por su heterogeneidad no solo geográfica, también climática, de tal manera que hay áreas donde el recurso hídrico abunda hasta otras desérticas, lo cual dificulta la ejecución de políticas comunes para todo el país. Además, el uso del recurso ha tenido cambios en los últimos decenios, tanto por factores climáticos como por el rápido incremento de la demanda generada por el crecimiento económico. Han sido tan profundos los cambios que pasamos de ser un lugar con abundancia de agua a una creciente escasez, especialmente en algunas zonas. Esta situación tiene importantes efectos en las normas que se aplican al recurso como en la mentalidad de los habitantes.

La normativa que se aplica al recurso hídrico es antigua y solo se han realizado cambios menores; por lo tanto se requiere una revisión integral, no solo al Código de Aguas. La realidad ha dejado anticuada a la institucionalidad, que no responde a las necesidades actuales, que obligan a la designación de una institución rectora del sistema que también coordine a las diferentes entidades públicas que tienen participación en el uso y promoción de este elemento; en el presente participan del orden de 40 instituciones.

Cuando un factor pasa desde la abundancia a la escasez, como es este caso, no solo se valoriza sino que aumenta el interés por contar con él. Eso explica que los debates se hayan concentrado en los derechos de propiedad sobre los recursos hídricos, agravados por imprecisiones jurídicas y sobre su dominio. Se requieren avances en la claridad legal, que pasan por reconocer que los recursos escasos generan costos, antes ausentes. El aspecto más complejo se refiere al sector agropecuario, que ocupa alrededor del 81% de los usos consuntivos, muy superiores a la industria (8%), la minería (7%) y el agua potable (4%), lo cual es independiente de los beneficios que pueda extraer cada usuario.

El mayor uso del recurso es no consuntivo (el 70% restante), pero su carácter y el probable poco uso futuro en la generación hidroeléctrica lo hace menos competitivo.

El principio rector en esta materia es la obligación de usar, no de acaparar, lo cual afecta principalmente al agro, en que se debate la existencia de antiguos y nuevos derechos y su vigencia.

La escasez obliga a fijar prioridades en el uso, las cuales no existen en la actualidad, obligando a la regulación estatal, en pro de la eficiencia. En la actualidad ya no hay objeciones en privilegiar el consumo humano, uso doméstico y saneamiento, favoreciendo su subsistencia compatible con la preservación del medio ambiente.

Existen otras insuficiencias que es necesario superar, especialmente por la importancia creciente que han ido adquiriendo los efectos del cambio climático y la preservación del medio ambiente.

La carencia de un buen sistema de información y de estudios se suma a los escasos estímulos a la innovación.

En definitiva, son los elementos necesarios para llevar a cabo una Política Nacional Hídrica de la cual el país carece.

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