Andrés Sanfuentes

Pobreza, desigualdad y concentración productiva

Los gobiernos de la Concertación tuvieron un notable éxito en reducir la pobreza entre 1989 y 2009, y la indigencia prácticamente desapareció. Pero los avances en la equidad no tuvieron la misma senda. La desigualdad en Chile constituye uno de los aspectos menos alentadores entre los progresos de los 20 años.

Por: Andrés Sanfuentes | Publicado: Miércoles 6 de abril de 2011 a las 05:00 hrs.
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Andrés Sanfuentes

Andrés Sanfuentes

Los gobiernos de la Concertación tuvieron un notable éxito en reducir la pobreza entre 1989 y 2009, y la indigencia prácticamente desapareció. Pero los avances en la equidad no tuvieron la misma senda. La desigualdad en Chile constituye uno de los aspectos menos alentadores entre los progresos de los 20 años. La distribución del ingreso tuvo una pequeña mejoría, de acuerdo al índice Gini y al cuociente 20/20, pero a partir de una base muy mala, la existente a fines de la dictadura.



La desigualdad tiene muchas expresiones, no se reduce a la distribución del ingreso; también está presente en las oportunidades para acceder al bienestar, en el acceso al poder, en el peso de las influencias en la vida social, en la capacidad de pertenecer y acceder a “redes”, como se dice con tanta delicadeza en la actualidad, evitando mencionar términos de común ocurrencia como “privilegios” y “pitutos”.

Las manifestaciones de la desigualdad se reflejan en ámbitos como el acceso a la educación, en que las condiciones vienen determinadas ya en el nacimiento y se van agudizando en el proceso educacional hasta llegar al extremo de egresar o no de un establecimiento de la “cota mil”. La desigualdad en el trato que reciben diferentes segmentos de la población es otra de las manifestaciones del fenómeno.

Otras expresiones ilustrativas están en la discriminación social existente en el país, que tiene múltiples expresiones, que no están escritas, pero cuya evidencia más clara ocurre con la población de origen mapuche. El racismo es otro reflejo de la discriminación. Hace ya decenios que se atenuó el desprecio hacia los “turcos” y los judíos, gracias al valioso aporte que han realizado al país. Hoy el racismo se expresa en el trato a los inmigrantes de países vecinos, como Bolivia y Perú; por algo Ollanta Humala nos amenazó con “no cholearlos”.

Los elementos anteriores describen un panorama de desigualdad integral, con múltiples manifestaciones y lograr una mayor equidad será una tarea larga y compleja, especialmente porque la desigualdad ha estado acompañada por otro aspecto que la refuerzan, la concentración productiva ocurrida durante los últimos decenios y que la inserción al mundo globalizado ha terminado por agudizarla.

El presidente Piñera ha centrado su estrategia social en reducir la pobreza, para lo cual propone utilizar muchos de los instrumentos existentes, con ampliaciones y modificaciones, entre ellos el inicio de los programas de supresión del descuento de 7% para salud y la ampliación del Chile Solidario impulsado por el gobierno de Bachelet.

Ambos programas centran los esfuerzos en los grupos más vulnerables de la población, lo cual profundiza el tan criticado “asistencialismo” de las políticas anteriores, a la espera que relacionen estas medidas con condiciones más estrictas para los beneficiarios del fomento del empleo.

Las iniciativas del gobierno debieran tener éxito en atenuar la pobreza, aunque cada vez es más difícil la focalización, estrategia en que se refuerza lo realizado por los gobiernos de la Concertación.

Sin embargo, queda pendiente el tema de la extrema desigualdad existente en Chile, la cual no se puede resolver sólo mediante una mejor gestión del aparato público. Sería necesario plantear como prioridad nacional actuar en los diferentes frentes que se mencionaron, lo cual no estaba contemplado en el programa de Piñera ni constituye la meta central de las fuerzas políticas que lo apoyan.

Por otra parte, está el tema de la concentración productiva, que constituye la otra cara de la desigualdad entre las personas. Un matutino acaba de publicar cifras correspondientes a las 20 empresas que tuvieron las mayores utilidades en 2010; sus ingresos operacionales equivalen ¡al 50% del PIB del país! Resultados similares se podrían calcular con otras variables financieras. Una revisión muestra que en los mercados en que actúan ejercen fuertes poderes monopólicos, aunque varios de ellos tienen mecanismos regulatorios que debieran la falta de competencia. 
Frente a los dos temas mencionados, la desigualdad y la concentración productiva, tanto en el Programa de Piñera como su ejecución no hay una preocupación importante, no sólo por la creencia que el mercado resolverá ambas distorsiones, sino porque no están entre las inquietudes de las fuerzas políticas que lo respaldan, a pesar que constituyan trabas fundamentales para el desarrollo del país y un germen de inestabilidad para el futuro.

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