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Argentina podría repetir sus problemas económicos

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La historia tiene la mala costumbre de repetirse en Argentina. El país ha incumplido nueve veces su deuda soberana en medio de crisis económicas tan frecuentes que se han convertido en una forma de vida. El puesto del ministro de Economía es especialmente peligroso: 17 personas han ocupado el cargo este siglo, junto con 13 gobernadores de bancos centrales.

Los inversores también tienen una familiar lista de deseos. La inversión del sector privado es fundamental para sacar a la economía de la recesión. Se debe frenar el gasto público para reducir una de las tasas de inflación más altas del mundo. Se necesita un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para reprogramar la deuda y restablecer el acceso a los mercados internacionales.

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Sin embargo, la respuesta del gobierno peronista a una paliza reciente en las elecciones primarias no involucró ninguna de estas cosas. En cambio, una disputa entre sus principales figuras, el Presidente Alberto Fernández y la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, fue seguida por una reorganización del gabinete para aumentar el poder de Kirchner y medidas de gasto a corto plazo para impulsar las fortunas peronistas en las elecciones legislativas de mitad de período de noviembre.

Este dúo en la cima del gobierno nunca iba a ser un acto político fácil de realizar. La pareja se unió antes de las últimas elecciones, pero persistieron importantes diferencias. Los instintos de Fernández son más pragmáticos, mientras que Kirchner está comprometida con una intervención más fuerte, un gasto social generoso y medidas poco ortodoxas para pagarlo. Su diagnóstico de la derrota primaria de los peronistas fue que el Presidente Fernández había seguido políticas de austeridad equivocadas.

Otros problemas que enfrentan los peronistas son en gran parte de su propia creación. El Presidente impuso uno de los confinamientos más estrictos y prolongados del mundo, que paralizó la economía, pero no logró controlar el virus. Como resultado, Argentina tiene una de las tasas de mortalidad más altas del mundo por Covid-19. El programa de vacunación se vio comprometido por una decisión temprana de apostar fuerte a la vacuna del Sputnik de Rusia.

Un escándalo sobre el acceso privilegiado a la vacunación para peronistas bien conectados fue seguido por otro sobre una fiesta ilegal de cumpleaños que el Presidente celebró para su novia en su residencia oficial en el momento álgido del confinamiento.

La confianza empresarial sigue siendo baja, afectada por numerosas intervenciones gubernamentales en la economía para controlar los precios, administrar el tipo de cambio y gravar las exportaciones agrícolas. Argentina permanece aislada de los mercados internacionales de deuda en ausencia de un acuerdo con el FMI, lo que obliga al gobierno a imprimir dinero para financiar el gasto.

El diagnóstico de Kirchner sobre la situación es erróneo. Si bien la pandemia ha agravado las tensiones sociales y las necesidades de los menos afortunados son apremiantes, el gasto adicional ahora sólo empeorará la inflación, que perjudica principalmente a los pobres. Sin una reactivación del sector privado en Argentina, el gobierno no tendrá dinero para gastar.

Probablemente sea demasiado esperar que se implementen políticas económicas sensatas antes de las elecciones intermedias de noviembre, en las que la mayoría del Senado peronista está en riesgo. Pero después de eso, el gobierno debería actuar rápidamente para restaurar la confianza empresarial, reducir la intervención en la economía, recortar el gasto público y llegar a un acuerdo con el FMI. Si no lo hace, se avecina una crisis económica, seguida por una victoria de la oposición en las próximas elecciones presidenciales. Eso, seguramente, es una pieza de la historia argentina que Kirchner no querrá repetir.

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