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Autonomía en el trabajo del futuro

EMMA JACOBS © 2021 The Financial Times Ltd.

Por: EMMA JACOBS | Publicado: Martes 31 de agosto de 2021 a las 04:00 hrs.
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Los trabajos tontos, escribió el fallecido antropólogo David Graeber, son una “forma de empleo remunerado tan completamente inútil, innecesario o pernicioso que ni siquiera el empleado puede justificar su existencia”: abogados corporativos, consultores de relaciones públicas y administradores. Por otra parte, los recolectores de basura y los trabajadores de la salud tienen trabajos socialmente útiles. Sin ellos, el mundo se hundiría en el caos.

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Un estudio publicado este verano analizó los trabajos tontos y sugirió que la sensación de inutilidad de los trabajadores puede no ser “una indicación directa del valor social de ese trabajo”, sino “un síntoma de la mala gestión y las culturas tóxicas en el lugar de trabajo”. En el entorno equivocado, incluso los trabajadores esenciales también pueden verse a sí mismos como empleados de trabajos tontos.

La autonomía puede reducir la probabilidad de que consideres que tu trabajo es tonto. La pandemia destacó la autonomía, o la falta de ella. Muchas de nuestras libertades, para encontrarnos con amigos y familiares, viajar e incluso abrazarnos, se vieron restringidas. Sin embargo, para muchos trabajadores administrativos, la pandemia los liberó para poder trabajar de manera más flexible.

No soy una optimista total. El trabajo remoto no fue liberador para aquellos microgestionados a distancia, con la tecnología de pulsación de teclado. Y los trabajadores de primera línea tenían poca flexibilidad.

Pero existen buenas razones para darles más control a las personas sobre su vida laboral. La investigación sugiere que puede reducir el estrés, el riesgo de enfermedades cardíacas y mejorar el rendimiento. Incluso puede frenar el apetito de los hambrientos de poder. Un estudio mostró que “la gente desea el poder, no para dominar a los demás, sino para dominar su propio dominio, para controlar su propio destino”.

Existe una tendencia de los que están en la cima de las organizaciones a olvidar cómo se siente estar en los niveles más bajos; parece ser una ceguera casi deliberada sobre la ventaja de la autonomía. Un abogado de alto nivel puede decidir poner un buen ejemplo al acudir a la oficina todos los días. Pero a la vez tiene la libertad de desaparecer para ocuparse de un asunto personal sin repercusiones, un derecho que a menudo no se extiende a los colegas jóvenes.

Esta brecha de autonomía fue destacada por una encuesta realizada por Gartner, una compañía de investigación global, sobre actitudes hacia la flexibilidad. “El 72 por ciento de los ejecutivos están de acuerdo en que pueden llegar a un acuerdo de trabajo flexible con su gerente, mientras que sólo la mitad de los empleados sienten que tienen el mismo privilegio”.

Incluso los trabajadores por turnos pueden experimentar un mayor control sobre su tiempo. Ofrecer preferencias sobre horarios y aviso anticipado de horarios permite a los empleados una mayor capacidad para planificar. La pandemia ha demostrado el valor de la autonomía. Esperemos que se extienda al trabajo.

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