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Autoridad para que el pueblo haga su trabajo

Paula Figari, consultora asociada CLA Consulting

Por: Paula Figari | Publicado: Viernes 8 de noviembre de 2019 a las 12:00 hrs.
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Paula Figari

Así como para cocinar una cazuela se necesita de una olla que contenga el agua, los ingredientes, los condimentos y resista el fuego, en estos momentos necesitamos de una autoridad que sea capaz de contener el movimiento social mientras Santiago se quema. Sin esa olla, que contenga con límites claros todo lo que está ocurriendo, no podremos hacer el trabajo adaptativo que en este momento Chile nos demanda.

Ayer, a las 19:00 hrs el presidente Piñera convocó al Consejo de Seguridad Nacional (Cosena) con el fin de recibir la colaboración y el compromiso de las autoridades para superar la crisis social y recuperar la paz ... ¡tremendo desafío!

¿Será posible que logren salirse del entrampe del pasado, de ese inconsciente colectivo estancado en la dictadura? ¿Cuán atentos podrán estar a la necesidad de entender que lo que vivimos hoy no es lo mismo que vivimos ayer? ¿Cuán conscientes serán de la lucha de lealtades que tendrán que resolver para llegar a acuerdo?

Necesitamos de una autoridad que se haga respetar, que dirija, proteja y ordene el caos social.

Hoy necesitamos volver al orden y como autoridad son ellos quienes tienen que poner orden sin caer en traspasar los derechos humanos ni la dignidad del otro. Mientras no puedan resolver esa dualidad seguiremos con una autoridad que va sin identidad, sin rumbo, de un polo al otro, dejando a la ciudadanía entre el desamparo y la inseguridad.

Está claro que el desafío es complejo, reconstruir el modelo de desarrollo para que logre hacerse cargo de las necesidades y peticiones sociales, junto con sostener el crecimiento del país, tomará su tiempo, y como toda cocción, su resultado dependerá de la calidad de sus ingredientes. Hoy contamos con la experiencia y conocimiento de nuestros profesionales, pero frente a la complejidad del desafío, no basta. También necesitamos, mucha sabiduría y generosidad, una escucha aguda, y un genuino respeto por el otro. Ingredientes escasos en nuestra sociedad actual.

Por lo mismo, este proceso nos va a tomar tiempo, y en este tiempo, tenemos que poder sostenernos unidos sin perder de vista el propósito que mueve este despertar, lograr que Chile sea un país más equitativo para todos.

El riesgo está en que, para llevar a cabo este proceso, el que no cabe duda tenemos la capacidad de poder hacer: necesitamos alcanzar cierto grado de estabilidad y orden. Esto tiene una explicación simple, las personas para poder crecer y adaptarnos a los cambios, toleramos hasta un cierto grado el desequilibrio; si este es muy alto aparece el stress, la angustia, la irritabilidad, lo que dificulta la escucha y el diálogo, llevándonos a la enemistad y separación de visiones en un momento en que necesitamos, más que nunca, construir juntos.

Pero, como todo desafío complejo, la responsabilidad no está exclusivamente en la autoridad, aunque en estos momentos tienen un porcentaje relevante. Mientras la autoridad va logrando establecer el orden, los ciudadanos podemos seguir haciendo nuestro trabajo y así, seguir despertando para aprender a "cocinar" un Chile más justo para todos.

Por el momento Chile despertó, pero la pesadilla continúa.

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