Carmen Gloria Larenas

Presidenciables, cultura e instalación

Carmen Gloria Larenas Directora general del Teatro Municipal de Santiago

Por: Carmen Gloria Larenas | Publicado: Jueves 24 de junio de 2021 a las 04:00 hrs.
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Carmen Gloria Larenas

En la discusión sobre los ejes que marcarán la gestión política de Chile en los próximos años, la cultura no parece un tema prioritario. Ausente en los debates, o sólo con breves menciones, ha quedado relegada y menos referida como uno de los pilares del desarrollo de Chile para los años que vienen.

La discusión constitucional ha tenido el efecto de relevar a la cultura al plano fundacional, donde podría quedar consagrada como un derecho, pero donde también corre el riesgo de ser enclaustrada sólo a este espacio. Esto ha retrasado la necesidad de verla en sus efectos de corto plazo, lo que implica recoger las necesidades actuales del sector y, además, tener conciencia y comprometerse con el potencial que el mundo cultural tiene para enriquecer a, y nutrirse de, otras áreas de la vida en comunidad. Esa interacción expande el rol de la cultura y abre nuevas posibilidades de desarrollo y existencia para ella. Por ejemplo, con la ciencia, la educación, la innovación y el turismo, la cultura se ensambla virtuosamente. Y basta mirar las ciudades más atractivas del planeta para comprenderlo, donde todas tienen un componente común: una cultura y una identidad marcadas, gracias a su historia, patrimonio material e inmaterial rescatado y conservado, expresiones artísticas de alto interés (y presupuesto), entre otras. Esa identidad es la manera cómo nos ven, pero más importante aún, cómo nos vemos y proyectamos hacia el futuro.

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Tampoco es casualidad que los países con mejor índice de innovación -de acuerdo a la Organización Mundial de Propiedad Intelectual- ostenten una cultura e identidad claras: Suiza, Suecia, EEUU, Reino Unido y los países escandinavos. Por lo tanto, reducir el potencial cultural a un grupo de escenarios y centros culturales, de creadores e intérpretes, de un lado del espectro político o del otro, es antiguo y falto de visión.

Sería valioso que los candidatos y sus equipos destinen tiempo a pensar cómo reconstruiremos el sector cultural después de esta pandemia. Y eso incluye transformar la creencia de que las necesidades de los artistas son diferentes a las de cualquier trabajador. Más allá de las especificidades del quehacer artístico -como la intermitencia propia de la creación-, la seguridad social, un sueldo digno, el seguro de cesantía y de salud, expectativas de desarrollo profesional , entre otros, son igualmente necesarios para un actor, un cantante, un funcionario público o un gerente general.

Es deseable, también, que los equipos programáticos de los candidatos clarifiquen tempranamente cuán realizables son sus propuestas. Las atribuciones ministeriales, presupuestos y programas existentes, deben analizare para que al momento de gestionar el poder e implementar los cambios, no se encuentren con trabas burocráticas, faltas de instrumentos y otros problemas.

Saber pensar con visión de Estado, donde la cultura es un eje de desarrollo, es materia de los verdaderos estadistas.

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