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Carteras para tiempos de volatilidad

José Manuel Silva Director de Inversiones LarrainVial Asset Management

Por: José Manuel Silva | Publicado: Viernes 13 de enero de 2017 a las 04:00 hrs.
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En mi columna anterior señalé que el 2017 (y me atrevería a decir los próximos 4 años) sería un año en que viviríamos en peligro. Por un lado tendremos la probable lucha entre las dos almas del gobierno de Trump (la reganiana y la nacional-populista), por otro un calendario de elecciones complicadas en Europa, sin desmerecer la difícil transición que desean hacer las autoridades chinas (desde una economía centrada en inversión-exportaciones a una en el consumo interno) o la hora de la verdad para los gobiernos de Macri, Temer y Peña Nieto (las tres principales economías de la región).

El mundo se encuentra en una renovada fase de multipolaridad, en donde la potencia dominante parece querer replegarse sobre sí misma, dado que un porcentaje de su población siente que la mezcla de globalización y revolución tecnológica la ha perjudicado. Estados Unidos fue el artífice y garante de las instituciones que resucitaron al mundo en la post guerra. Generosamente reconstruyó la economía de sus antiguos enemigos, abrió sus mercados a los productos del mundo y sus puertas a los inmigrantes de toda raza, religión y origen. Su repliegue pone en duda este orden y alienta a que potencias regionales con otros valores tomen el poder. Estas tenderán a llenar este vacío (China, India, Israel, Turquía, Japón, Alemania (¿?)). Ello aumenta el riesgo de escenarios disruptivos tanto políticos como económicos.

En este escenario global complicado, en donde además se sigue acumulando una cantidad grande de deuda en el mundo justo en un momento en que la demografía decae, nuestro país enfrenta un año electoral con dudas existenciales en diversos actores políticos sobre el andamiaje político-institucional que convirtió a Chile en la sociedad más próspera de la región.

A todo lo anterior, debemos sumar un escenario de inversiones en donde numerosos activos se encuentran en la parte superior de su historial de valorización. En parte esto se debe a años de tasas de interés artificialmente bajas que han empujado a los inversionistas a una desesperada búsqueda de retornos y en parte a un aparente exceso de ahorro (“savings glut”) en países ultra exportadores (Alemania, China, Japón, Suiza, Corea, Singapur).

Asimismo, sospecho que este cambio de paradigma político, que puede iniciar un período de desglobalización, mayor dirigismo estatal y mayor incertidumbre global, también vendrá a romper gradualmente algunos de los paradigmas de inversiones que han prevalecido en los últimos 30 años. Uno de ellos es la ventaja que han tenido las carteras balanceadas de proporción fija (60 % en renta fija y 40 % en acciones por ejemplo). Estas carteras se beneficiaron de la caída en la inflación que provocó la globalización, dado que cuando los bonos caían de precio, normalmente subían las acciones, generándose una sana diversificación. En un mundo menos globalizado, con menos competencia y más intervención estatal, la inflación probablemente volverá a aparecer y se atenuará el efecto diversificador de los bonos.

Otro paradigma ha sido el de invertir a largo plazo sin grandes cambios en la asignación de activos. Me temo que un mundo más volátil y más incierto requiere de carteras más activas. Esto viene a cuestionar un tercer paradigma que ha sido muy eficiente en este período, el de la indexación e inversión pasiva. En donde los inversionistas han comprado carteras que copian un índice pasivamente, sin cuestionar los fundamentos de los activos subyacentes. Ello funciona muy bien en un mundo de pocas “fricciones” y costos de transacción bajos, en donde además, parte de la volatilidad ha sido reprimida por bancos centrales hiper activos. En un mundo en donde los bancos centrales se repliegan (y creo que la Fed “trumpiana” eso hará) y donde habrá más volatilidad, los fundamentos subyacentes vuelven a aparecer como determinantes. Estamos entrando en una fase en donde inversionistas activos volverán a liderar el mercado.

Sin duda estos cambios se darán gradualmente, pero de ocurrir, marcan una nueva era tanto en la geopolítica mundial como en las inversiones que dependen de ella.

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