Cecilia Cifuentes

¿Quién es culpable del bajo crecimiento? ¿Piñera o Bachelet?

Cecilia Cifuentes Directora Centro de Estudios Financieros ESE Business School

Por: Cecilia Cifuentes | Publicado: Miércoles 29 de mayo de 2019 a las 04:00 hrs.
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Chile está creciendo poco; un resultado por debajo del promedio mundial es definitivamente malo para un país cuya estrategia central es la integración a los mercados globales. Por otra parte, como la dupla Bachelet-Piñera cumpliría 16 años al mando del país, es inevitable pensar que tienen responsabilidad en los malos resultados. ¿Es así?

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Pienso que ambos tienen cuentas pendientes con el crecimiento (la de Bachelet es muy superior a la de Piñera, en todo caso), pero no son los únicos. El crecimiento no sólo depende de lo que ocurre contemporáneamente, sino también de decisiones y situaciones muy anteriores, junto con lo que se espera que ocurra en períodos cercanos y lejanos. En esta materia corre la profecía autocumplida.

La pérdida de dinamismo de Chile viene de mucho antes, más de 20 años, de acuerdo a un aspecto fundamental del crecimiento: la llamada productividad total de factores (PTF), que en lenguaje simple busca medir si estamos haciendo las cosas mejor. Y las cifras muestran que no. A pesar de la profunda revolución tecnológica que vivimos, no logramos producir con mayor eficacia y eficiencia; el aumento del PIB de estas dos décadas se explica fundamentalmente por mayor trabajo y capital.

En el período de mayor crecimiento del país, entre 1986 y 1997, la PTF creció a una tasa promedio anual de 3,4%, con un aumento del PIB de 7,2%. En las dos décadas siguientes, el crecimiento de la PTF se redujo a 0,5% promedio anual, y el del PIB a un 3,7%. La última década es peor aún, con una caída promedio de la productividad de 0,2% (hasta 2017), y un crecimiento del PIB de 3%. Parte de ese resultado se explica por el boom de commodities que tuvimos entre 2003 y 2012, un regalo de los chinos entonces.

El comportamiento de las exportaciones medidas en quantum, que deben ser un motor de desarrollo en una economía pequeña y abierta, es un reflejo claro de los problemas de productividad señalados. Entre 1985 y 1997 crecieron a un promedio anual de 11%, con el mundo creciendo a un 3,4%. En los 20 años siguientes el crecimiento del mundo subió a un 3,8%, pero nuestras exportaciones redujeron su tasa de expansión a un 3,4%, y a un 1,4% en la última década.

Por lo tanto, aun siendo cierto que lo que ocurra en la economía internacional nos afecta, y también que en la medida que los países se desarrollan la meta de crecer se hace más difícil, la principal causa del bajo crecimiento es que no estamos haciendo bien las cosas, lo que en parte importante se debe al rol de las políticas públicas.

¿Qué han hecho mal, entonces, Bachelet y Piñera? Ella hizo un buen primer gobierno en materia de política social, pero no puede decirse lo mismo del impacto de sus políticas en términos de crecimiento económico, pues nada muy relevante pasó en esa materia. En su segundo gobierno, con sus reformas laboral y tributaria, más un discurso centrado sólo en los derechos, se encargó de dispararle un misil a la productividad. Piñera, por su parte, tanto en su primer gobierno como en el actual, ha intentado poner el discurso del crecimiento al centro, pero sin mayoría parlamentaria, es poco lo logrado hasta ahora.

¿Cómo lo hacemos, entonces? Crecer no es fácil, requiere ahorro, esfuerzo, disciplina, trabajo bien hecho, y liderazgo político para hacer los cambios que permitan que se den esas condiciones. Sólo cuando se logre ese liderazgo podremos volver a ver tasas de crecimiento como las que el país necesita para alcanzar el desarrollo en un plazo razonable.

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