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Cómo la “destrucción creativa” impulsa innovación y prosperidad

Martin Wolf © 2021 The Financial Times Ltd.

Por: Martin Wolf | Publicado: Lunes 14 de junio de 2021 a las 04:00 hrs.
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Martin Wolf

Alguien nacido en 1600 encontraría el mundo de 1800 bastante familiar. Pero alguien nacido en 1800 encontraría el mundo de hoy imposible de comprender. ¿Qué explica esta transformación? La respuesta es: el capitalismo de mercado.

¿Por qué el capitalismo de mercado ha demostrado ser tan dinámico? La respuesta es que contiene un poderoso motor de cambio. No se trata sólo de la libertad económica, aunque esto importa. Tampoco de la ciencia y la tecnología, aunque también son importantes. Es lo que el gran economista austríaco Joseph Schumpeter llamó "destrucción creativa".

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Philippe Aghion, profesor del Collège de France y de la Escuela de Economía de Londres, ha desarrollado una distinguida carrera al llevar el modelo de Schumpeter al riguroso mundo teórico y empírico de la economía moderna. En "El poder de la destrucción creativa", escrito con dos colaboradores, Céline Antonin y Simon Bunel, lleva su trabajo a un público más amplio.

Tal como lo han explicado los autores, el modelo de crecimiento a través de la destrucción creativa tiene tres elementos.

El primero es que "la innovación y la difusión del conocimiento están en el corazón del proceso de crecimiento". El crecimiento es acumulativo, porque los innovadores de hoy están parados en los hombros de todos los científicos y tecnólogos que los precedieron.

El segundo es que los innovadores están motivados por la posibilidad de un lucrativo monopolio. Esas rentas deben protegerse, mediante los derechos de propiedad, incluyendo los derechos sobre la propiedad intelectual.

Por último, la innovación amenaza a los poderes tradicionales, y ellos lucharán por reprimirla.

Por consiguiente, los autores escribieron: "Por un lado, las rentas son necesarias para recompensar la innovación; por otro lado, los innovadores de ayer no deben utilizar sus rentas para impedir nuevas innovaciones".

Una vez más, al evaluar el debate actual sobre por qué el crecimiento ha sido persistentemente decepcionante, los autores han argumentado que una política de competencia que proteja a los que están introduciendo innovaciones y esté en contra de los operadores tradicionales es esencial.

En términos más generales, no existe una concesión entre la destrucción creativa y la seguridad básica para la población. Por el contrario, la gente estará más dispuesta a aceptar lo primero, si disfruta de lo segundo.

Fundamentalmente, el éxito de la destrucción creativa depende de la existencia de un Estado eficaz, no corrupto, gobernado por la ley y que promueva la competencia. Esto únicamente es posible en una democracia constitucional, con una activa sociedad civil, con instituciones independientes y con medios de comunicación libres.

Un Estado como éste desempeña un papel central como estabilizador macroeconómico; como subsidiario de la ciencia básica; como promotor de la investigación y el desarrollo aplicados; como inversionista en arriesgadas tecnologías nuevas; como financiador de la educación y del seguro social; y como promotor de la libre competencia.

Éste es, en resumen, un agudo análisis de lo que ha hecho del capitalismo un sistema económico incomparablemente exitoso, pero también disruptivo. El éxito del sistema depende de lograr un equilibrio no sólo entre la economía competitiva y la estabilidad social, sino también entre dejar que el capitalismo se descontrole y protegerlo de los capitalistas depredadores.

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