Columnistas

Conexiones improbables: ingrediente secreto del ecosistema

Ángel Morales Director Ejecutivo de UDD Ventures

Por: Ángel Morales | Publicado: Miércoles 20 de febrero de 2019 a las 04:00 hrs.
  • T+
  • T-

Compartir

Ángel Morales

Considere dos niños, uno “con oportunidades” y otro “sin oportunidades”, ambos brillantes. El primero es mucho más probable que se convierta en un innovador, creando productos que ayuden a mejorar la calidad de vida de los seres humanos. El otro niño probablemente no lo hará. Esa es la principal conclusión del proyecto “Igualdad de Oportunidades”, de un grupo de investigadores dirigidos por el economista Raj Chetty, de Stanford.

Imagen foto_00000001

El equipo analizó quién se convierte en inventor y tiene una trayectoria profesional que pueda contribuir a las grandes mejoras, y quién no. Encontraron que los niños de familias que pertenecen al 1% superior de la distribución del ingreso tenían 10 veces más probabilidades de solicitar una patente que los que provenían de las familias con ingresos por debajo de la media. Esto significaba, concluyen, que podría haber millones de “inventores perdidos”.

Según los investigadores, los niños con más recursos son los que naturalmente tienen más exposición a la innovación en su infancia. Esta exposición proviene principalmente de tener padres inventores o emprendedores, o bien de la interacción con personas que lo son. Si los niños pequeños conocen a personas o escuchan conversaciones en la mesa sobre investigación e innovación, es más probable que se interesen en seguir carreras en esos campos.

Si gran parte del progreso humano depende de innovaciones que mejoren la vida, las sociedades deberían tener gran interés en que la mayor cantidad posible de personas puedan convertirse en inventores y empresarios. Negar oportunidades, por otra parte, puede terminar perjudicándonos a todos.

Si tomamos esto como premisa, entonces una conclusión lógica es que las políticas deberían ir hacia aumentar la exposición a la innovación. Los medios de comunicación, colegios, universidades y gobiernos deberían cambiar sus paradigmas, asumiendo que cada uno en su área es en parte responsable.

Las aceleradoras de negocios tenemos un rol trascendente en la tarea de hacer que más emprendedores entren al juego (sobre todo los que no tienen historia familiar de innovadores o emprendedores) mediante nuestra red de apoyo. Los programas de mentores, por ejemplo, vinculan a las personas con talento e ideas con aquellos innovadores que ya han alcanzado determinadas etapas. La integración con metodologías de aceleración, por otra parte, es también un factor clave: el innovador -en general- tiene buenas ideas, pero muy probablemente no la formación y redes para desarrollar con éxito todas las funciones que requiere sacar adelante el proyecto.

Nuestra capacidad de innovación como país definirá nuestro lugar en el mundo en los próximos 50 años. Dado esto, tenemos la responsabilidad moral de formar nuevo talento, atraer nuevos emprendedores, abrir nuestros contactos y posibilitar que el emprendimiento y la innovación vibren como nunca antes lo han hecho.

Generar las conexiones improbables, entonces, se transforma en el ingrediente secreto para que el ecosistema dé el gran salto.

Lo más leído