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Cooperativismo agroalimentario y economía mundial

Alfredo Hess Presidente Foro Empresarial Cooperativo

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El título de nuestra columna corresponde al epígrafe y contenido de la Edición Nº 24 de la Colección de Estudios “Mediterráneo Económico” que publica la cooperativa de ahorro y crédito española Cajamar Caja Rural. En Chile nos llama profundamente la atención que en una publicación de una cooperativa de ahorro y crédito se aborde la temática del sector agroalimentario. Sin embargo, en otras latitudes es un acontecer habitual, especialmente en Europa, dado el alto nivel de integración del cooperativismo y el origen agrario de la mayor parte de sus entidades.

Pero eso no es todo. Vean ustedes como el director de la Colección, don Manuel Gutiérrez Navas, nos introduce en el tema del rol de las cooperativas agroalimentarias:

“La relevancia de la cuestión está fuera de toda duda. Las cooperativas agroalimentarias son una herramienta preferente de desarrollo local en todo el mundo, como plataforma de acceso a los mercados de agricultores y ganaderos individuales cuyo escaso peso específico les impide hacerlo de otra manera con ciertas garantías. Históricamente, el cooperativismo siempre ha tomado fuerza en momentos de incertidumbre. Esto se debe a una doble causa. De una parte, a su naturaleza mutualista y, por tanto, a la solidez de sus valores y sus principios, reconocidos universalmente, que están por encima del ciclo económico y de sus inercias. De otra, y esto es quizá aún más importante, a su particular manera de entender y poner en práctica la eficiencia económica. El impulso de una receta colectiva de participación en el sistema productivo no se reduce a un criterio moral, aunque lógicamente parte de él y lo hace suyo. Por encima de la maximización del beneficio particular, que es el objetivo de toda sociedad mercantil moderna, la empresa cooperativa prima la satisfacción de una necesidad común de sus socios, como puedan ser al acceso al mercado o la dotación de bienes y servicios en las mejores condiciones posibles. Los cooperativistas se identifican así en sus problemas y deciden, voluntariamente, abordar en común las soluciones, renunciando a parte de su autonomía en beneficio del proyecto colectivo. El éxito de cada uno de los socios individuales vendrá de asimilar como propia esa estrategia, no a pesar de ella. Quizá la economía en su conjunto, para ser socialmente eficiente, debería actuar de una forma parecida”.

Hago plenamente mías las palabras de don Manuel. Por otra parte, sigamos los buenos ejemplos y trabajemos en pos de una real integración de todo el sector cooperativo. Qué distinto sería nuestro país con un cooperativismo fuerte e integrado.

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