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Cotizaciones previsionales: mala forma de recaudar impuestos

M. Cecilia Cifuentes Directora Centro de Estudios Financieros ESE Business School

Por: M. Cecilia Cifuentes | Publicado: Jueves 27 de abril de 2017 a las 04:00 hrs.
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La retroexcavadora sigue su avance, ahora en materia previsional. Una vez más, el gobierno de Bachelet podría convertir un consenso sobre la necesidad de cambios, en una mala reforma, como ocurrió en materia tributaria, educacional y laboral. Nadie cuestiona que las pensiones son inferiores a lo esperado. Tampoco se objeta la necesidad de cotizar más -la cotización en Chile es la mitad del promedio de la OCDE- lo que constituye un gran avance respecto de discusiones de años anteriores. Este es sin duda el aspecto más positivo de los anuncios; el reconocimiento de que sin mayor ahorro no habrá mejores pensiones. Sin embargo, en vez de buscar la mejor alternativa técnica, el gobierno se hace eco de consignas populistas, lo que podría llevar a una reforma de pensiones que genere costos superiores a sus beneficios de corto plazo. Los errores más gruesos se encuentran en el origen y el destino de esta mayor cotización.

La fuente de financiamiento sería una cotización de 5% sobre las remuneraciones, es decir, se trata de un impuesto al trabajo formal, reconocidamente ineficiente, y además regresivo, ya que los ingresos superiores al tope imponible pagarán un porcentaje menor. Este nuevo impuesto a la planilla significa en régimen (subiría gradualmente) una cifra en torno a US$ 4.000 millones, equivalente a más de un 20% de la recaudación anual de impuesto a la renta ¿Quién paga el impuesto? Seguramente la mayor incidencia recaerá en los trabajadores, a través de menor crecimiento de las remuneraciones y la contratación formal. Este último aspecto es delicado, por cuanto una de las causas centrales de las bajas pensiones son las lagunas de cotización, no obstante lo cual la propuesta incentiva la informalidad.

El destino de esa mayor cotización sería mixto, tres puntos irían a las cuentas individuales, por lo que en teoría dejaría de ser un impuesto. Sin embargo, al hacerlo de “cargo del empleador” se pierde la oportunidad de educar sobre los fundamentos de un sistema de capitalización. La cotización es ahorro del trabajador. Los dos puntos restantes irían a un sistema de reparto “solidario”, a pesar de que la demografía lo desaconseja. Bajo criterios de eficiencia y equidad, la necesaria subsidiariedad en materia previsional se realiza mejor a través de impuestos generales, lo que requiere solamente profundizar una política que existe en Chile hace más de tres décadas.

Por último, la administración de esta nueva cotización sería íntegramente estatal, a pesar de que también existe consenso sobre los problemas de captura y eficacia que tiene el Estado chileno. “Se requiere mayor legitimidad” dice el ministro, luego de que otra ministra con sus declaraciones haya pasado a ser la vocera de aquellos que con argumentos falsos llevan años desinformando gravemente a la población, sembrando la desconfianza y el rechazo.

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