Cristián Saieh

Nueva Mayoría y la pérdida del capital de confianza

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Por: Cristián Saieh | Publicado: Miércoles 6 de agosto de 2014 a las 05:00 hrs.
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La agenda transformadora del gobierno es profunda y genera fuertes debates porque aborda principios sustanciales de la sociedad. Emprender esos cambios requiere negociar y utilizar el capital de confianza que las partes tienen. Por eso, ¿cómo calificar los resultados preliminares de las negociaciones por las transformaciones que se han propuesto? Mal, ya que el gobierno gastó parte importante de su capital de confianza.

Sabemos que esta es una apuesta hacia el futuro basada en la historia y la Nueva Mayoría está dando señales de debilidad y confusión. Primero, en la reforma tributaria. Al principio fue la aplanadora, después las declaraciones de que nada es negociable, para terminar cediendo en variados puntos que denotan que el Ejecutivo negocia con el tejo muy pasado, lo que hace que la otra parte sepa que los primeros movimientos en futuras propuestas serán exagerados y, por lo tanto, deberán mirarse con recelo.

Al negociar las partes deben mostrar planteamientos iniciales sustentados en criterios legítimos y contrastables. Pasarse para la punta no muestra racionalidad, denota una estrategia errada. ¿O no hubiera sido menos intrincada la discusión de la reforma tributaria si es que el punto de partida del gobierno hubiera sido menos extremo? Probablemente se habría llegado a un consenso parecido al que tenemos, pero sin perder confianza. Y lo que es más grave aún: las cesiones del gobierno se dieron por la intervención de la Democracia Cristiana y el temor al cedazo del Tribunal Constitucional, lo que muestra que mira con inseguridad a sus aliados y teme la institucionalidad.

Ahora que la oposición sabe que el gobierno negocia partiendo de extremos, desconfía de cada paso que aquél dará, lo que genera negociaciones confrontacionales. Por esto y la pérdida del capital de confianza vemos complicaciones para las próximas reformas. El comité de emergencia en Cerro Castillo nos dice que las cosas no caminan bien en el oficialismo: perdieron su credibilidad al intentar aplanar con el tejo pasado y carecer de una hoja de ruta.

En las relaciones humanas es necesario dar confianza para recibirla. Para generar credibilidad hay que empezar con transparencia, esto es, además de no ocultar información, otorgar la suficiente para que el otro satisfaga sus intereses. Cada parte sabe que el otro tratará de conseguir el máximo beneficio, lo que es válido; sin embargo, mina la confianza si se sospecha respecto a la falta de corrección en torno a la información que entrega el otro. Lo segundo es que la propuesta debe ser seria, basada en criterios de legitimidad y no en el mero antojo. Posteriormente, la coherencia en el decir y el actuar. Si un negociador se jacta de aplanar a la otra parte ¿por qué no habría de intentarlo nuevamente? Seguidamente, tan típico de nuestra cultura: el doble estándar, que provoca suspicacias.

Por último, no desacreditar al otro ya que si lo hacemos, desconfiará. El capital de confianza cuesta construirlo y es fácil desmoronarlo. Es como una copa de cristal trizada. Por mucho que la repare un experto, siempre miraremos ese desperfecto.

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