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Desafíos bancarios

Superintendente de Bancos e instituciones Financieras

Por: Eric Parrado | Publicado: Viernes 10 de marzo de 2017 a las 04:00 hrs.
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Cuando el año adquiere forma, es útil calibrar los desafiós que trae 2017. Para ello, recordemos cuál es el piso. Si medimos por estabilidad y solvencia, nuestro sistema bancario fue uno de los alumnos más aplicados el año pasado. En 2016 y por segunda vez consecutiva, el Foro Económico Mundial lo calificó como el 9° más estable del mundo entre más de 140 países. En un entorno global complejo, no es poco ni tampoco fácil.

Los números que marcaron el desempeño de la industria son importantes desde una perspectiva macroeconómica y también para la confianza que las personas y empresas esperan. Este buen desempeño se refleja en los tradicionales indicadores pero posee múltiples dimensiones que exigen una mirada más amplia.

La complejidad propia de la industria bancaria reclama una regulación y supervisión acorde. Su papel crítico en el funcionamiento de la economía de un país requiere de un cumplimiento estricto a la normativa vigente. La Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras (SBIF), siguiendo su tradición institucional, requiere que la industria satisfaga una supervisión y regulación exigente. Y esto se enmarca en el objetivo, compartido con otras instituciones, de resguardar la estabilidad financiera de nuestro país y de aprender de los malos recuerdos de la crisis económica y financiera de los años 80. Hoy esas lecciones han permitido entender el rol de una regulación adecuada y de una supervisión activa.

En este marco, si bien finalizamos 2016 con un sistema bancario estable, sabemos que para mantener la confianza y alinearlo a las mejores prácticas internacionales debemos dar importantes pasos adicionales. Vale la pena revisar algunos desafíos.

El principal de ellos será la modernización de la Ley General de Bancos. El gobierno ha anunciado el envío de un proyecto de ley para este propósito. Es claro que debemos disponer de un sistema financiero sujeto a normas prudenciales en línea con los estándares internacionales, adaptados a la realidad local. Este paso significará movernos de los estándares bancarios internacionalmente conocidos como Basilea I a los denominados Basilea III, que en términos simples significará más y mejor capital para nuestros bancos. La iniciativa permitirá que nuestro sistema bancario sea más competitivo, más eficiente y más seguro. Además permitirá un fortalecimiento de la institucionalidad reguladora y supervisora y proporcionará al regulador herramientas adicionales más eficaces y eficientes para resolver situaciones de inestabilidad financiera.

Pero además los nuevos tiempos demandan una mirada más integral que sume a nuestro trabajo el objetivo de generar en la industria una conducta proactiva a la hora de responder a los desafíos que impone la sociedad actual. El objetivo es avanzar en la proyección de largo plazo del sistema bancario en beneficio de las personas. Es lo que hemos llamado desde 2014 la “banca sustentable”. Esto es, la generación por parte de la industria de un entorno basado en estrategias que maximizan las ganancias con una mirada de largo plazo. Pensar solamente en el corto plazo es la mejor manera de hipotecar el futuro. Un elemento clave de la sustentabilidad es la reputación. La reputación de la industria es un activo clave para gestionar el negocio y proveer de un entorno de confianza en las entidades. La confianza significa estabilidad y como todo activo, está sujeto a riesgo. Es lo que denominanos “riesgo reputacional”. La reputación se levanta con mucho esfuerzo pero se puede perder en cuestión de minutos.

Pero los desafíos no se agotan. Reportes de instituciones multilaterales, como el Fondo Monetario Internacional, han mostrado que los sistemas bancarios de numerosos países aún requieren una supervisión consolidada efectiva. Esta es una tarea pendiente que ya debemos ir revisando para contar con entornos más seguros, disminuyendo la posibilidad de contagio entre empresas del mismo grupo financiero.

Iniciamos 2017 preparados para enfrentar los desafíos con el objetivo de seguir robusteciendo la estabilidad de nuestro sistema bancario. Esto sin duda contribuirá a mejorar la posición internacional de Chile y, principalmente, ayudará a continuar fortaleciendo la confianza de los depositantes.

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