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Desarrollo productivo y capital humano para “crecer con equidad”

Eduardo Bitran Académico Facultad de Ingeniería y Ciencias Uai, Presidente Club de Innovación

Por: Eduardo Bitran | Publicado: Jueves 21 de noviembre de 2019 a las 04:00 hrs.
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Eduardo Bitran

Los acuerdos políticos alcanzados el viernes pasado son un gran paso para recuperar la paz que necesitamos para avanzar al “crecimiento con equidad”. Sin embargo, tenemos que levantar la mirada y reconocer que la declinación de la productividad desde mediados de la década pasada, con un relativo agotamiento del crecimiento basado casi exclusivamente en recursos naturales, está generando una insuficiente demanda por empleo de calidad, con lo que se genera una frustración creciente en las nuevas generaciones que salen de la educación terciaria.

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Este es un factor importante para generar movilidad social y una real igualdad de oportunidades de mejores condiciones de vida para todos. En Chile, la tasa de enrolamiento en la educación terciaria es superior al promedio OCDE, con un 70% de estudiantes primera generación en educación terciaria. La pregunta es si las expectativas que se generan en dichos jóvenes finalmente se concretan en mejoras significativos en las condiciones de empleo. La posibilidad de generar una dinámica de crecimiento que incorpore a las nuevas generaciones a empleos de alta productividad y buenas remuneraciones requiere, por una parte, abordar una agenda de políticas de desarrollo de capital humano(PDCH) y, por otra, Políticas de Desarrollo Productivo (PDP) que estén articuladas entre sí.

La PDCH no sólo debe enfocarse en los años de escolaridad y acceso a la educación terciaria. De lo que se trata es de que la formación para el trabajo genere las competencias necesarias para la economía del sigo XXI, en que la cuarta revolución industrial amenaza con cambiar radicalmente el mercado laboral, desplazando miles de empleos. En este escenario, las habilidades no rutinarias, analíticas e interpersonales son fundamentales y deben ser desarrolladas desde la escuela.

En el último índice de competitividad 2019 del WEF, Chile ocupa el puesto número 89 en la capacidad de nuestra educación escolar para desarrollar un pensamiento crítico en los alumnos. El aporte de la educación terciaria es marginal. Si no abordamos la formación y el desarrollo cognitivo de nuestros escolares, nos seguiremos jugando la igualdad efectiva de oportunidades. En la educación terciaria debemos fortalecer la formación técnico profesional y la capacitación para el trabajo. Tenemos pendiente la reforma del SENCE. Éste no tiene el impacto esperado y la acreditación de OTES no está basada en competencias y en los resultados de la capacitación.

Las PDP deben abordar las fallas de mercado, apropiabilidad, incertidumbre y asimetrías de información de la innovación tecnológica. También las fallas de coordinación, donde la necesidad de insumos no transables -sector específico- con elevadas economías de escala genera un problema de circularidad que inhibe el desarrollo de nuevas actividades en las que el capital humano sectorial es uno de los factores más críticos.

Para abordar los desafíos de inclusión social, productividad y crecimiento futuro, debemos enfrentar la modernización institucional y dejar a un lado los desencuentros ideológicos que nos han impedido avanzar durante los últimos años.

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