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¿Desde la ansiedad o el orgullo?

Gonzalo Adriasola O. Docente FEN Universidad de Chile

Por: Gonzalo Adriasola O. | Publicado: Miércoles 12 de diciembre de 2018 a las 04:00 hrs.
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Gonzalo Adriasola O.

"¡Llegó la transformación digital!", "¡tenemos que cambiar!", "¡lo mismo de siempre ya no funciona!", "las máquinas harán todo"; entre tantas otras expresiones, describen el tenor de las conversaciones que a diario se dan hoy en la mayoría de las organizaciones de diversas industrias en nuestro país y el mundo. Se comunica la necesidad de cambio desde la incertidumbre, lo que genera angustia, miedo y en consecuencia parálisis de las personas y equipos que conforman las empresas.

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Al parecer la definición del "qué decir" se ha vuelto más protagónica que nunca y los comités ejecutivos, equipos de recursos humanos y comunicaciones internas están absolutamente desafiados en este nuevo momento de revolución tecnológica. En efecto, los escenarios que se proyectan provocan mucho vértigo y en consecuencia han logrado complicar el relato corporativo desde la administración de diversas compañías hacia quienes efectivamente las llevan adelante: sus personas.

Hace unos meses fui a una charla sobre los desafíos del futuro. De la instancia me quedé con un video que comparaba los pits de la Fórmula 1 de los 50's con los de nuestros tiempos, pero no con el enfoque que ahí se presentaba para demostrar el impresionante aumento en la velocidad del proceso, sino que con las personas que interactúan en el mismo. Hace más de medio siglo se ven alrededor de diez personas colaborando para que el auto de carreras pudiese seguir corriendo, mientras que actualmente se puede observar cerca de 20 personas involucradas en la mantención express de un vehículo de estas competencias.

Las nuevas herramientas tecnológicas no necesariamente traen consigo la eliminación del aporte humano, más bien lo que imponen es la conciencia de la necesidad de estar dúctiles a lo nuevo, dispuestos a aprender cosas que no eran parte de nuestro escenario y, a aportar desde distintos lugares, de cara a lo que plantee cada nuevo contexto. Entonces, ¿por qué no hablar desde lo que ya hemos logrado?, ¿por qué no recordar el cómo hemos llegado hasta acá para hacer frente aún más cohesionados al futuro?

Cada organización tiene una identidad única y genera valor en diversos ámbitos, lo que debe significar un capital para hacer frente al mañana. Así como las personas tenemos una historia que nos ha funcionado para llegar hasta aquí y seguir adelante, las empresas deben echar mano a sus logros para desde el orgullo fortalecer y empoderar a sus equipos de trabajo para hacer frente a lo venidero. No existe un punto B nítido para plantearse una cultura deseable, claro, porque cuando pasemos por ahí ya existirá C y D hace rato, porque esto no para, porque el uso inteligente de la información en línea está liderando las decisiones y las tendencias.
La clave que se visualiza para abordar bien este momento empresarial tiene su eje en las comunicaciones, las relaciones que una organización puede establecer de manera real y profunda con sus clientes y sus equipos, con la autoridad y sus accionistas, en definitiva con todos sus grupos de interés. La mirada debe ser más holística, coherente y con foco en los detalles que generen vínculo real y significado relevante para cada audiencia.

Hasta ahora funcionaron estrategias de reducción de costos y modelos de mejora continua, y eso seguirá siendo relevante, pero se vuelve fundamental trabajar desde un propósito que haga sentido a todos (no solo a los millenals), uno que hable de resultados, pero también de personas y sociedad.

Las empresas no son familias, es imposible que lo sean, en las familias no existen desvinculaciones ni relaciones contractuales. Sí nos podemos tener cariño, respeto y apoyarnos en la tarea que se nos ha encomendado y para esto un gran facilitador es que el "proyecto compañía" sea conocido por todos y que el rol que toca jugar a cada uno sea informado y actualizado permanentemente, pues se vuelve necesario crear más espacios de conversación y discusión interna, para velar por el cumplimiento de la promesa que las organizaciones ponen en el mercado.

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