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DF Conexión a China | El “sueño chino” de la diáspora chilena

Claudia Labarca Doctora en Relaciones Internacionales, Centro de Estudios Chinos contemporáneos (Durham), profesora asociada Facultad de Comunicaciones PUC

Por: Claudia Labarca | Publicado: Martes 10 de noviembre de 2020 a las 04:00 hrs.
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Claudia Labarca

El rol de la diáspora chilena en China y su efecto en la imagen de Chile y en las políticas de diplomacia pública en el gigante asiático aún no está claro. Desconocemos sus motivaciones, inquietudes, esperanzas y objetivos de permanecer en un país lejano y con un idioma tan distinto al nuestro. De vez en cuando, podemos ver reportajes televisivos o en la prensa escrita alguna que otra anécdota sobre aquellos compatriotas que eligieron irse “al fin del mundo”, o dicho en buen chileno, “donde el diablo perdió el poncho”.

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En suma, poco se sabe de estos emprendedores, estudiantes y hombres y mujeres de negocios que -por distintas razones, pero en general enmarcadas en la idea de una carrera profesional- se van a las principales ciudades chinas. Beijing, Shanghai, Guanzhou son los principales destinos de este grupo de chilenos y, aunque pocos, ya están formando una comunidad con características y atributos propios de una diáspora.

¿Pero cuáles son estas características? En un reciente estudio realizado junto a Philippe Werner-Wildner, ex diáspora en China y doctor de la Central China Normal University, realizamos entrevistas en profundidad a unos 20 chilenos, lo que nos permitió vislumbrar algunas de ellas.

Primero, y a diferencia de la diáspora del exilio de los años 70 y 80, la mayoría son hombres y mujeres de negocios (expatriados) que ven China como un paso fundamental en su carrera y la eligen como destino. Para ellos, este proyecto personal se convierte en una suerte de “chinese dream”, un medio y a la vez un objetivo para perfeccionarse y adquirir experiencia en un mercado cada día más activo y desafiante. Segundo, son preferentemente apolíticos, esto significa que si bien tienen una postura política –de hecho se definen según la ciudad en que se encuentran-, su motivación es netamente profesional y de carrera. Tercero, son personas altamente calificadas, preparadas en las mejores universidades chilenas y la mayoría con post grados.

¿Qué luces nos da esto con respecto de nuestra imagen país en el gigante asiático? Varias. Primero, que la diáspora (espontánea, no producto de una estrategia de diplomacia pública del Estado, sino que emerge como respuesta a las posibilidades de negocios del mundo privado) se engarza perfectamente en la diplomacia chilena hacia China: neutralidad política, complementariedad económica, amistad comercial y diplomática. Segundo, China accede a través de ellos a una imagen de Chile de élite: profesionales preparados, trabajadores y dispuestos a comprender y entender este mercado que abre posibilidades más allá de las exportaciones. Entusiastas que ven en China no sólo una oportunidad para sus carreras, sino que también para sus familias e hijos.

Finalmente, y esto es una característica que aún no sabemos exactamente cómo configura la idea de lo chileno en China, se trata de una diáspora homogénea, que tiende (por este mismo atributo) a lo que Putnam llama capital social cerrado (bonding social capital), es decir, que genera fuertes redes internas, pero escasamente tiende puentes (bridging social capital) hacia el exterior y más allá del mundo laboral.

Aunque preliminar, este estudio nos brinda al menos una idea de cómo vamos formando una imagen a través del mundo privado, al que a veces en iniciativas concertadas de imagen país no se le considera como debiera.

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