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DF Tax | A propósito del informe sobre las exenciones

Mauricio Loy, socio de Loy Letelier Campora.

Por: Mauricio Loy | Publicado: Jueves 13 de mayo de 2021 a las 04:00 hrs.
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Mauricio Loy

En el mundo tributario nacional, la discusión actual son las exenciones. Como ya es costumbre en Chile, se trata de una discusión "astuta", donde la semántica pretende engañarnos. "Revisemos las exenciones" es una inteligente propaganda para subir los impuestos.

Se sindican, entre otros, los regímenes de renta presunta, la exención sobre ganancias de capital efectuadas en bolsa y la exención de IVA a los servicios, como elementos que "hoy no son necesarios". Vimos cómo hace unos días la CPC planteó su oposición a la discusión ya instalada sobre el pretendido impuesto al patrimonio, pero cayendo en la semántica establecida, se mostró abierta para "avanzar hacia la revisión de las exenciones tributarias vigentes".

El camino me parece equivocado.

La primera razón es por la muy mala señal que el informe da sobre la política fiscal. Desde una óptica político-económica, las exenciones no son "instrumentos de mal, diseñados por pérfidos empresarios". Por el contrario, cumplen el rol de permitirle al gobierno elegido en las urnas moldear los incentivos conforme a los cuales los agentes económicos actúan. Es así como, por ejemplo, la exención a las ganancias de capital en bolsa nos permite, a todos los chilenos, aumentar la rentabilidad de nuestros fondos de pensiones, ya que son las AFP los principales actores de dicho mercado. Entonces, ¿queremos poder prometer en la próxima campaña, por ejemplo, atraer capitales a Chile (o cualquier otro objetivo económico)? Necesitamos entonces que el gobierno electo pueda implementar una política de exenciones que no esté teñida del hálito de "frescuras". Después de este informe, este camino se ve más difícil.

La segunda razón es porque el esfuerzo del informe yerra en la discusión tributaria que es relevante hoy. La discusión esencial es el cómo recaudamos los impuestos y cómo hacemos de los mismos una herramienta meritocrática de distribución de la riqueza. Necesitamos una discusión de Código Tributario; no de la Ley de la Renta.

Lo anterior porque el problema fundamental es que nuestro sistema de recaudación es idéntico al Feudal. Nuestro sistema de recaudación se basa en que es el Estado quien se lleva el botín completo, y dicho Estado decide como y cuando se "redistribuye". ¿Qué incentivos generamos? El que todo político quiera ser el señor Feudal, quien mientras más peones tenga, más botín recauda. Pero el señor Feudal no genera riqueza; son los peones los que tienen ese rol. Entonces, ¿dónde nos lleva nuestro sistema tributario? A generar estados monstruosos, cuyo crecimiento no genera mejor vida para el peón ("social de derechos" creo que es el término de moda), y a ralentizar (si no a agotar) la creación de riqueza. Estrangulado el peón, ¿Cómo entonces paga la boleta del supermercado el señor Feudal? (es crucial que los "asesores" y "cortesanos" coman bien). Hace tributar al stock de capital después de los impuestos ya cobrados. Démosle entonces las más cordial de las bienvenidas al impuesto al patrimonio.

Propongo cambiar esta lógica perversa. El fenómeno "impositivo" (la palabra desnuda su esencia) debe cambiar a un sistema "distributivo", donde el total a pagar por cada entidad productiva se distribuya, directamente por esa misma entidad, entre sus trabajadores, colaboradores y asesores; para que luego sean dichas personas quienes, a través de sus decisiones individuales de consumo y/o de ahorro, generen recaudación por la vía de imposición indirecta. Sería, ciertamente, una época dorada para el conjunto de peones que hacen funcionar a Chile.

El pragmatismo me obliga a pensar, eso sí, que veremos una resistencia memorable de nuestros señores Feudales y sus cortesanos, quienes, aunque reducidos en números, cuentan con la astucia de la semántica (y con los matinales) para convencernos a todos.

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