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DF Tax | El Estado, la empresa privada y el estallido social

Álvaro Moraga, abogado y académico de la UAI

Por: Álvaro Moraga | Publicado: Jueves 5 de diciembre de 2019 a las 04:00 hrs.
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Álvaro Moraga

Miles de personas han salido a la calle por demandas sociales que dan cuenta de legítimas aspiraciones de habitantes de un país con un PIB como el nuestro. Sin embargo, no todos protestan o responden pensando en un país mejor, ya sea porque rompen o incendian, o simplemente porque se limitan a repetir frases panfletarias (hoy viralizadas) como "No+AFP" o "No+TAG", u otras como "No+Impuestos" o, lo que es peor, "No+Dinero en Chile".

En este contexto de blancos y negros, de buenos y malos, debe destacarse la extraordinaria gestión del nuevo ministro de Hacienda, Ignacio Briones, quien debutó conversando con los camioneros en medio del bloqueo de la carretera, precisamente camino a dialogar y escuchar a la oposición, con la que logró a los pocos días un impensado acuerdo que destrabó la reforma tributaria, logró otro para un Impuesto al patrimonio, seguido de otro para la Agenda Social y otro para el Presupuesto 2020. El mismo ministro que hace pocos días dio a conocer personalmente un paquete de medidas de reactivación por más de US$ 5.000 millones y que al asumir el cargo declaró que "había que buscar nuevas formas de conversar, nuevos tonos, nuevas miradas, más empatía y menos peleas".

Nadie puede desconocer que estamos en un escenario nuevo, donde ha sido más eficiente la escuela francesa que la americana, la empatía que la arrogancia, y la conversación en medio de la carretera que el diálogo en Casa Piedra. Por eso, es que el estilo Briones debe ser destacado a fin de que permee, no sólo al mundo público, sino, sobre todo, al privado, que es culpable directo de muchos de los hechos que alimentaron el sentimiento de injusticia, lo cual habla de gobiernos corporativos de la vieja escuela, sin sintonía ni con las tecnologías ni con las nuevas demandas sociales. Son esas nuevas formas de conversar, las nuevas miradas y, sobre todo, la convicción real de más empatía y menos egoísmo, lo que necesita la alta dirección de las empresas, si quieren mostrar una renovada mirada de futuro.

Al dar a conocer el acuerdo para aprobar el Presupuesto 2020, el mismo Ministro señaló: "Le estamos pidiendo un esfuerzo tributario a los chilenos y ese esfuerzo de pedir recursos exige un deber moral como autoridades de que ese dinero se gasta bien"; frase de tremenda importancia que, lamentablemente, no se apreció en medio del humo de las barricadas.

Un país donde todos se escuchan y son capaces de llegar a acuerdos, cediendo en legítimas aspiraciones sectoriales en pos del beneficio general; donde la empresa privada entiende que el abuso no es la forma de maximizar utilidades y que el diálogo y preocupación real con y por los trabajadores es un imperativo no sólo ético sino que también económico; un país donde la autoridad rinde cuentas de verdad en forma pública y detallada; y un país donde existe real conciencia del equilibrio en las finanzas y de la importancia de un gasto fiscal eficiente y eficaz, es un país que, más temprano que tarde, será un mucho mejor país.

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