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DF Tax | Vías para aumentar la recaudación tributaria

Gonzalo Polanco, director del Centro de Estudios Tributarios de la U. de Chile

Por: Gonzalo Polanco | Publicado: Jueves 31 de diciembre de 2020 a las 04:00 hrs.
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Gonzalo Polanco

Existe un amplio consenso entre los especialistas de que el Estado enfrentará un escenario de estrechez fiscal en los próximos años. La caída en los ingresos debido a una economía debilitada, y el aumento en las demandas sociales hacia el Estado son una combinación que normalmente lleva a un escenario de déficit fiscal. Al igual que una familia, cuando sus ingresos no alcanzan a cubrir sus necesidades, el Estado puede endeudarse, tratar de aumentar sus ingresos o bajar sus gastos.

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Sin embargo, este endeudamiento no es eterno y, en el mediano plazo, tiene consecuencias que se asocian a la posibilidad de contratar crédito barato. Para contrarrestar este escenario, existe la alternativa de disminuir el gasto estatal, pero lo cierto es que este se reduce con mucha dificultad. La mayoría de las personas piensan que solo basta con hacer un esfuerzo, eliminando el gasto innecesario del Estado. Sin embargo, un porcentaje altísimo de estos desembolsos corresponden a ayudas sociales, y no a viajes ni cambio de vehículos, que podrían percibirse como prescindibles.

En este escenario, nuevamente los ingresos tributarios cobran relevancia. Para incrementar la recaudación existen fundamentalmente tres caminos: aumentar la tasa, aumentar la base o disminuir la evasión.

Analicemos estas vías, respecto de los dos impuestos más recaudadores en nuestro país: IVA y renta. El aporte que realizan a la recaudación total otros impuestos, como el de herencia y donaciones, y timbres y estampillas, no es relevante si se compara con los primeros. Si se buscara hacer una diferencia, estos deberían ser reestructurados significativamente.

En el caso de la tasa del impuesto a la renta, esta puede ser intervenida a nivel de empresas o de las personas naturales. En comparación al promedio de la OCDE, Chile muestra tasas ligeramente superiores de impuestos corporativos, por lo que no existe un amplio margen de aumento, en este segmento. Respecto de las rentas de personas naturales, si bien en nuestro país este impuesto contribuye en forma menor a la recaudación respecto del mismo promedio, se aplica en un contexto diferente al de otros países de la OCDE: en la Operación Renta del año tributario 2020, el 74% de los declarantes estaba en el tramo exento, mientras que en países como España, según datos de su agencia tributaria, más de la mitad de la población declarante se ubica en los tres deciles medios de la tabla, contribuyendo efectivamente con el pago del tributo a la renta. Por tanto, no se deben generar falsas expectativas respecto del real aporte que puede significar un incremento del impuesto a las rentas de las personas a nuestro erario.

Sobre la tasa del IVA, se ha dicho suficiente sobre lo regresivo e impopular que sería aumentar la tasa, por lo que si bien genera una gran recaudación, su factibilidad política es un elemento que debe ser tomado en cuenta.

Respecto de una disminución en la evasión, recordemos que en Chile, en el caso del IVA, esta bordea el 20%, cifra que nos ubica en una buena posición respecto de Latinoamérica, región en la que hay países con tasas superiores al 40%. Esta cifra, sin embargo, está por sobre la Unión Europea, que es ligeramente superior al 11%. En este caso, existe espacio para disminuir las brechas. Sin embargo, este es un esfuerzo que implica tener una mirada de largo plazo e inversión de recursos, el cual depende también de la marcha de la economía, que no siempre es un factor que esté bajo el control de las autoridades (si no lo cree, recuerde lo que ha pasado con la pandemia).

Entendiendo estas limitaciones, se hace necesario estudiar nuevamente las bases imponibles, en especial las exenciones y regímenes preferenciales que disminuyen la recaudación y constituyen un mayor gasto fiscal.

Chile tiene una legislación dispersa, que cuenta con una serie de tratamientos preferenciales de larga data, establecidos en un contexto totalmente diferente al actual, que no han sido evaluados respecto a su real aporte al cumplimiento del objetivo propuesto. Hoy, existe una gran cantidad de tratamientos en favor de zonas específicas, que no han conseguido el desarrollo anhelado y han condenado a esos lugares a esperar la llegada de empresas, que nunca se instalaron y no lo harán. De la misma forma, nos encontramos con beneficios que favorecen ciertas áreas de la economía, bajo el pretexto de ser sectores estratégicos, cuando nunca se ha demostrado por qué podrían ser más estratégicos que otros.

En suma, es necesario esperar las conclusiones y recomendaciones que entregue el grupo de expertos sobre estas exenciones y regímenes especiales. Luego de realizar el posterior análisis de cada una de ellas, es de esperar que, al menos ahora, prime una visión de país y largo plazo.

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