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DF Transformación digital | Engagement laboral en la nueva normalidad

Roberto Larraechea H, Director de Proyectos Engagement Circular HR de Fundación Chile.

Por: Roberto Larraechea H | Publicado: Miércoles 17 de junio de 2020 a las 04:00 hrs.
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Roberto Larraechea H

Una de las consecuencias no dimensionadas de la pandemia que vivimos es el nacimiento de una nueva forma de trabajar.

Gracias a las actuales capacidades tecnológicas, las empresas han abrazado el trabajo remoto como una nueva realidad. Poco a poco, nos damos cuenta que esta transformación no es transitoria y que llegó para quedarse, pero también tomamos conciencia que no estamos aun completamente listos para adoptarla.

Luego de algún tiempo dedicado a trabajar en esta modalidad, muchas personas se han dado cuenta de que este formato puede ser más complejo, menos motivante y más desgastante. Los últimos monitoreos, tanto en Chile como en otros países, revelan una alarmante tendencia al aumento del agotamiento (con el consiguiente riesgo para la salud) y a una baja en el engagement laboral -estado de activación positiva caracterizada por sentirse energizado, interesado y concentrado mientras trabajamos-. Este deterioro en la motivación laboral en las personas resulta crítico pues, teniendo las habilidades y herramientas necesarias, la actitud es lo que marca la diferencia entre un resultado promedio y un resultado extraordinario, especialmente en ambientes cambiantes y de alta incertidumbre.

La evidencia reciente indica que las dificultades asociadas históricamente al trabajo remoto (amplificadas además por las complicaciones de la pandemia) son las que están drenando la activación y energía de los equipos de trabajo. Quizás varias organizaciones empezaban a intuir esta realidad y aprovechaban el llamado a "una nueva normalidad" para empujar la vuelta a las oficinas. Pero este desafío no se solucionará al pasar la contingencia, pues el trabajo remoto ya será parte integral de nuestra realidad.

La verdadera solución vendrá de entender que trabajar de forma remota no significa replicar en nuestras casas lo que hacíamos en la oficina. Más bien, significa transformar nuestra manera de trabajar y adoptar nuevas habilidades, necesarias para enfrentar una realidad distinta con reglas que hasta ahora desconocíamos. Las prácticas de equipo que antiguamente sostenían su efectividad y engagement, poco a poco van quedando obsoletas.

El trabajar en el mismo espacio físico nos facilita la vida, permitiendo que fluya la coordinación, comunicación y cercanía en los equipos. Si queremos mantener esta capacidad de forma remota, entonces necesitamos sustituir los recursos perdidos por nuevas habilidades, rutinas y hábitos de trabajo. Para esto, quienes lideran equipos deben catalizar este proceso de cambio de forma intencionada y sistemática, de modo que las nuevas prácticas queden instaladas en la cultura organizacional.

Por sobre todo, esta necesidad plantea un urgente desafío para las áreas de gestión de personas. Serán ellos quienes deberán ayudar a que esta transición opere como una fuente de valor para el negocio hacia el futuro, que le permita salir de la actual crisis desde una mejor posición competitiva y con un mayor engagement en sus equipos. Después de todo, si no es ahora cuando Recursos Humanos debe agregar valor al negocio, ¿entonces cuándo?

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