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EEUU da un inesperado giro hacia el socialismo

Edward Luce Columnista Financial Times

Por: Edward Luce | Publicado: Lunes 18 de febrero de 2019 a las 04:00 hrs.
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Edward Luce

El que piense que ya ha pasado el momento populista en Estados Unidos debe reconsiderarlo. Donald Trump prometió hacer al país grande de nuevo. La mitad del partido demócrata ahora promete que convertirá a la nación al socialismo por primera vez. Hace unos años, la mayoría de los demócratas temían definirse como liberales. Ahora han decidido acoger el socialismo con mucho entusiasmo.

Esto podría terminar en llanto. Una derrota ante Trump en las elecciones de 2020 cavaría una tumba prematura para el amanecer socialista en el país. Sin embargo, hasta ese momento, los votantes estadounidenses están vislumbrando algo raro: un verdadero debate ideológico. Sería precipitado pronosticar el resultado.

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La muestra principal es el Green New Deal de Alexandria Ocasio-Cortez. Bajo cualquier medida, su proyecto de ley es absurdamente extravagante. Según un estimado, los nuevos beneficios y las obras públicas propuestas costarían US$6.6 billones al año; el presupuesto federal de EEUU es de US$4 billones.

Además, Ocasio-Cortez parece tener poca idea de cómo pagaría por ello. Sin embargo, a pocos demócratas les preocupan esos detalles. Tras haber visto que Trump llegó a la presidencia con su estilo de pensamiento mágico, están siguiendo su ejemplo. Sería tentador descartar esta propuesta como una larga nota de suicidio. Pero eso subestimaría la inquietud en EEUU. Casi todos los aspirantes a la presidencia demócrata en el Senado apoyan la resolución de Ocasio-Cortez. Se ha convertido en una prueba de fuego de las credenciales de un candidato demócrata.

Hay tres razones para tomar esto en serio. La primera es que el Green New Deal ya está en la mente del público. Al igual que a Ocasio-Cortez se le conoce por sus iniciales — AOC — su proyecto de ley ya se conoce por su abreviatura, GND. Pocos políticos, o proyectos de ley, ostentan esa distinción. Pensemos en John F. Kennedy (JFK) o Franklin Delano Roosevelt (FDR). El hecho de que una extrabajadora de bar de 29 años de edad haya pasado de cero a una abreviatura omnipresente en apenas unos pocos meses nos dice algo sobre el apetito estadounidense por el cambio.

La segunda es que la resolución de Ocasio-Cortez es una atrevida declaración de intenciones más que una propuesta legislativa seria. Al igual que se dijo que los partidarios de Trump lo tomaron en serio, pero no literalmente, lo mismo se aplica al Green New Deal. Quienes hacen los cálculos podrían estar pasando por alto la cuestión principal. Su objetivo es agitar el debate estadounidense. En ese aspecto ya ha tenido éxito. El término “verde” ya no es una preferencia de estilo de vida. Es una parte del cálculo económico.

La tercera es que los estadounidenses parecen anhelar una alternativa. Hubo una época en que las elecciones en EEUU podían caricaturizarse como Coca-Cola contra Pepsi: los demócratas incrementalistas contra los republicanos de libre mercado. Por el momento, esa timidez ya no existe. El ejemplo de Trump ha generado imitaciones.

El presidente estadounidense ve el socialismo verde como su oportunidad electoral. Los demócratas quieren quitarte tus coches y tus vacas, dice. Si su instinto es acertado, Ocasio-Cortez podría convertirse en el arma secreta de Trump.

La historia sugiere que los republicanos sí tienen la ventaja táctica. Pero el pasado nos indicó que Trump tenía pocas posibilidades de lograr la nominación de su partido. Los expertos cometieron el error de tomarlo literalmente, pero no en serio. Actualmente, la mayoría de los millennials estadounidenses se describen a sí mismos como socialistas. En la práctica, piensan en Escandinavia y no en Venezuela. Persuadirlos para que más de ellos acudan a las urnas es el santo grial de la política demócrata. Si Ocasio-Cortez lo logra, habrá cambiado el clima político estadounidense.

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