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El desequilibrio de Goic

Pedro Fierro Director de Estudios Fundación Piensa

Por: Pedro Fierro | Publicado: Viernes 5 de mayo de 2017 a las 04:00 hrs.
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Aún no ha pasado ni una semana desde que la DC decidió que Carolina Goic compitiera directamente en primera vuelta.

Algunas autoridades oficialistas han tratado de restarle importancia al hecho, tal como sucedió hace algunos días cuando el PS optó por no apoyar a Lagos. Esto es lógico, pues la evasión de problemas complejos se transforma en una tónica cuando hay urgencias que resolver (como una elección). Las tensiones tratan de apaciguarse, las discusiones tienden a aplazarse y los desacuerdos esenciales a minimizarse. En los bloques, esto es lo que parece primar en una lucha presidencial, como si el respeto por los compañeros de coalición fuese equivalente a un pacto de contención.

Sin embargo, la DC optó por un camino distinto.

En pleno contexto electoral –y en una Junta Nacional que concentraba especial atención pública–, fueron los mismos personeros del partido quienes reconocieron la ausencia de propuestas claras para el desarrollo del país (como lo hizo la exministra Rincón), quienes dejaron en claro que con la actual Nueva Mayoría no existe un acuerdo programático común (como lo hizo el diputado Chahín) y quienes acusaron un trato injusto por parte de la coalición (como lo hizo la misma candidata Goic). Ya no se trataba de seguir evadiendo o conteniendo, sino más bien de promover un deseado desequilibrio.

Cuando José Antonio Kast decide renunciar a la UDI e ir a primera vuelta, está reconociendo un proyecto político incompatible con el que podría presentar una coalición como Chile Vamos. Para los ojos del votante de Kast, representa no tan sólo un hecho respetable, sino que necesario para el buen funcionamiento de la democracia. Lo que ha optado la DC el sábado pasado puede no ser tan distinto. Tal como se desprende de las palabras del diputado Chahín, existen valores –esenciales– en conflicto que deben ser visibilizados en pos del crecimiento y progreso. Quizás esto fue lo que terminó pasándole la cuenta hace cuatro años a un Andrés Velasco, quien pese a presentar un proyecto distinto al promovido por la Nueva Mayoría, decide participar en sus primarias.

Con todo, el desequilibrio –buscado o no– de la DC puede representar un escenario único para el desarrollo del partido y, por qué no, del país.

Esta es la oportunidad para adaptarse, en el mejor sentido de la palabra. La ocasión para superar diferencias desde su propia identidad. El momento para encontrar una visión que sea compartida por sus adherentes pero que nazca de su historia y valores. De proponer, finalmente, un programa que responda a las necesidades ciudadanas pero fundado en sus convicciones.

Manejando bien el desequilibrio, el relato debiese salir por sí solo.

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