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El efecto macro-financiero de la inestabilidad

Jorge Selaive Economista Jefe Scotiabank y Académico FEN U. de Chile

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El Banco Central, en su última decisión de recorte de la tasa, señala que los complejos eventos que han ocurrido en nuestro país tendrán efectos en la evolución de la economía. Ciertamente existen diversas aproximaciones para analizar los impactos macro-financieros de los disturbios recientes, pero más importante son las consecuencias político-económicas de un eventual ajuste en la manera en que el Estado se relaciona con el sector privado.

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Existe amplia literatura sobre los impactos de los disturbios y, qué duda cabe, inicialmente son negativos sobre el crecimiento. Bajo toque de queda, varios servicios privados y algunos públicos quedan paralizados, las ventas son afectadas y los negocios presentan pérdidas. La destrucción de stock de capital causa un efecto negativo inmediato que la reconstrucción podría compensar. Sin gran complejidad, es posible estimar un impacto relevante sobre la actividad de octubre, un mes que no podemos descartar que termine sin expansión económica respecto al mismo mes de 2018. Aquello afectará la expansión del año y la velocidad con que se cierran las brechas de capacidad, que se encontraban afectadas por un escenario externo que parecía entregarnos, justo en estos momentos, algo de mejores vientos.

El valor del peso respecto al dólar ha tenido una reacción rápida. La depreciación contra-factual ha sido importante, aunque para muchos que el tipo de cambio se haya movido de $ 712 el viernes 18 de octubre a algo sobre $ 725 a fines de la semana les parezca un movimiento acotado o normal. Probablemente estaríamos bastante más cerca de los $ 700 de no haber ocurrido los eventos anteriores, si nos comparamos a una canasta de monedas exportadoras de commodities. Similar análisis puede realizarse para la bolsa, que asertivamente responde a los evidentes daños sobre grandes empresas que transan. Los anteriores son efectos financieros perfectamente reversibles, esperables y de corto plazo.

Lo más complejo de analizar son las consecuencias de la inestabilidad política sobre variables macro-financieras a plazos algo mayores. Dicha inestabilidad, entendida en la literatura desde repetidos ajustes en el gabinete hasta cambios abruptos en políticas de largo plazo, tal como lo han tratado diversos académicos, tiene efectos sobre el crecimiento, la productividad, el desarrollo financiero, el precio de las viviendas e incluso sobre la acumulación de capital físico y humano.

En su informe de diciembre, esperamos que el Banco Central entregue luces respecto a las consecuencias de corto plazo, así como en el horizonte de política que le corresponde analizar según su mandato. Por ahora, trabajar bajo un escenario donde probablemente la confianza de empresarios y consumidores se verá afectada —con una lenta reversión hacia la neutralidad, en conjunto con algo más de lentitud en la recuperación de la inversión privada y mayor incertidumbre respecto a las políticas reformistas—, tendrá un impacto material sobre el crecimiento económico de 2019 y 2020.

Nuestra expectativa en Scotiabank es que terminaremos este año con una expansión del PIB de 2,2%, en tanto en 2020 será difícil superar el 3%. La imposibilidad de lograr el crecimiento potencial también tiene consecuencias sobre la capacidad de satisfacer las demandas sociales, en un contexto donde no es descartable un castigo también a la calidad crediticia del país.

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