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El famoso uso de suelo

Jaime Iglesis

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Jaime Iglesis

La clave para cualquier inversionista inmobiliario que se precie de tal es manejarse al dedillo con los cambios de roles en el uso del suelo a lo largo de Chile. Puede parecer un tema árido; sin embargo, un análisis correcto y detallado sobre cómo se estima, crecerán y se desarrollarán las ciudades, permite hacer buenas –y por cierto malas– inversiones inmobiliarias en el mediano y largo plazo.

Lo interesante es que Chile está mostrando cambios gigantes en cuanto a la forma que se están urbanizando sus ciudades y están cambiando los usos del suelo a nivel regional. Estas transformaciones nos muestran también áreas de negocios que antes no eran significativas y que ahora toman vuelo, como el bodegaje y las oficinas, fenómenos ya normales en Santiago, pero que no se veían en regiones.

En los últimos seis años hemos observado que los terrenos agrícolas (excluyendo la Región Metropolitana) le dan cada día mayor paso al uso habitacional, siendo los edificios de departamentos los que llevan la batuta. Entre las regiones con mayor crecimiento habitacional en el uso de su suelo entre los años 2006 y 2014 figuran Tarapacá (35,8%), Maule (38,5%), Bío Bío (32,2%) y Los Lagos (39%).

Otro número que también llama poderosamente la atención es el aumento en el uso de suelo para estacionamientos, lo que evidentemente muestra un nicho de negocios en expansión que tiene lógica en la medida que se expanden las ciudades. El ranking, sorprendentemente, es liderado por Magallanes con un 317,8%, seguido por Atacama (269,2%) y Tarapacá (160%). Muy cerca de estas ciudades aparecen Antofagasta y Maule, lo que nos muestra cuáles son los focos regionales que están empezando a exhibir mayor concentración de la actividad económica.

En cuanto a la expansión de las oficinas, otro negocio en expansión regional, nuevamente Los Lagos destaca con 43,5%, seguida por Maule (35,1%). La Araucanía y Antofagasta también mostraron buenas tasas de expansión.

Ligado a lo anterior está el bodegaje, y en estos seis años también ha aumentado el uso de suelo destinado a este rubro. Los números van así: Arica 116,6%, Tarapacá 173,5%%, Antofagasta 174,1% y Bío Bío 157,7%.
Ciudades que crecen, carreteras extendiéndose en todas direcciones y mayores demandas de servicios son las consecuencias lógicas de este proceso, las que por lo demás nuevamente ponen presión sobre los destinos que le damos a nuestro territorio.

Todos estos cambios no sólo constituyen un esfuerzo mayúsculo sobre cómo pensamos nuestras ciudades, sobre cómo las hacemos vivibles; son también una ventana para que quienes participan de la industria inmobiliaria pongan sus fichas.

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