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El futuro le pertenece a la izquierda, no a la derecha

Wolfgang Münchau Copyright The Financial Times Limited 2019

Por: Wolfgang Münchau | Publicado: Miércoles 27 de febrero de 2019 a las 04:00 hrs.
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Wolfgang Münchau

Por el momento, los derechistas están prosperando, pero su auge es autolimitado.

Matteo Renzi, ex primer ministro de Italia, se está preparando para formar su propio movimiento político centrista, muy parecido a La République en Marche del presidente francés Emmanuel Macron. Un nuevo grupo centrista en el Reino Unido también ha generado entusiasmo, aunque por diferentes motivos. Indudablemente, los pro-europeos liberales no se van a rendir sin luchar.

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Pero las probabilidades de éxito no parecen buenas para muchos de ellos. Hay motivos por los que la democracia liberal está en declive. Los regímenes liberales han demostrado ser incapaces de resolver los problemas que surgieron directamente de políticas liberales como los recortes fiscales, la consolidación fiscal y la desregulación; la inestabilidad financiera persistente y sus consecuencias económicas; un aumento de la inseguridad entre las personas de bajos ingresos, agravada por el cambio tecnológico y las políticas de apertura a la inmigración; y fallas en la coordinación de políticas, por ejemplo, en las medidas estrictas contra la evasión fiscal global.

Cuando se desató la crisis financiera, los gobiernos de Europa continental no tomaron el control total de sus sistemas bancarios; no tomaron medidas estrictas contra las bonificaciones; ni gravaron las transacciones financieras. No aumentaron los impuestos corporativos ni impuestos sobre la renta para contrarrestar los recortes en el gasto del sector público. No endurecieron las políticas de inmigración.

Las estadísticas económicas habituales no reflejan cómo las vidas de las personas con ingresos más bajos han cambiado en las últimas dos décadas. El estancamiento de los ingresos reales disponibles es importante, pero también son importantes la menor seguridad laboral y la reducción del acceso a los mercados de crédito e hipotecas.

Creo que el rechazo contra el liberalismo se producirá por etapas. Estamos en la etapa uno: la fase antiinmigración al estilo de Trump. La inmigración conlleva beneficios económicos netos, especialmente a largo plazo. Pero también hay perdedores, reales e imaginarios. También el euro fue una construcción liberal bajo condiciones favorables pasajeras. En cuanto estalló la crisis, los políticos hicieron lo mínimo necesario para garantizar su supervivencia, pero no lograron resolver los problemas subyacentes, que hoy en día se expresan como desequilibrios que no logran autocorregirse. Sin un solo activo seguro ni una unión bancaria genuina, la eurozona seguirá siendo propensa a las crisis financieras.

La democracia liberal ha logrado derribar barreras comerciales, proteger los derechos humanos y fomentar sociedades abiertas. Pero la incapacidad de manejar las consecuencias sociales y económicas de esas políticas ha hecho que los regímenes liberales sean inherentemente inestables.

¿Y qué hay del centro radical? El Sr. Macron ha demostrado que el liberalismo popular puede tener éxito como estrategia electoral. Pero hay factores específicos del sistema electoral francés que favorecieron la victoria del Sr. Macron en 2017. Y es demasiado pronto para juzgar si sus políticas reales cumplirán los deseos de sus votantes. Italia también es candidata a una revolución al estilo de Macron, pero eso no puede resolver por sí solo los problemas profundamente arraigados del país.

Hemos entrado en una era que favorecerá el radicalismo antes que la moderación y a la izquierda sobre la derecha. No va a ser la era de Donald Trump.

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