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El liderazgo agoniza, nosotros lo estamos matando

Dr. Jaime Riquelme Profesor investigador y consultor de liderazgo

Por: Dr. Jaime Riquelme | Publicado: Miércoles 21 de septiembre de 2016 a las 04:00 hrs.
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En Chile hay dieciocho millones de líderes pero pocos ejemplos de liderazgo. La relevancia de este tema es crucial en un momento que obliga a aplanar las organizaciones y a descentralizar el Estado. Los estudios científicos son cada vez más contundentes en relacionar el liderazgo con el éxito de las organizaciones.

Nuestra sociedad chilena se caracteriza por el paternalismo, por la reproducción homosocial y por los altos índices de distancia de poder (63%), colectivismo (77%) y evitación de incertidumbre (86%). Los 10 países más desarrollados de la OCDE tienen índices promedio de 35%; 28%; y 53%, respectivamente. Estos 5 factores inhiben el liderazgo y nos distancian culturalmente de sociedades referentes que son más productivas y más democráticas.

El paternalismo, o subestimación en el desempeño, explica el por qué la escasa delegación en las altas esferas y la falta de iniciativa en las bases, produciendo probablemente las grandes diferencias de salarios por todos conocida. La reproducción homosocial, o conservación de un prototipo de líder en la dirección, explica el por qué el 80% de los directivos provienen de 3 profesiones (ingeniería civil, ingeniería comercial y abogacía) y de 2 universidades (Pontificia Universidad Católica y Universidad de Chile); homogeneidad que inhibe la divergencia en la toma de decisiones.

La distancia de poder, o resignación por las diferencias de influencia, y el colectivismo, o preferencia por la conducta grupal, en su conjunto inhiben la autonomía. Los líderes deciden más por lo que estima la autoridad y sus colegas que por lo que realmente creen. Finalmente, la evitación de incertidumbre, o necesidad de controlar lo incontrolable, produce exceso en la valoración de lo establecido y una subestimación del pensamiento crítico lo que explica el por qué ha costado tanto la consolidación de la participación ciudadana en la gestión pública. Estos factores explican, en mi opinión, el por qué el liderazgo agoniza y el autoritarismo, su contraparte, goza de libertinaje.

Esta semana, culminada una celebración de nuestra independencia y aproximándose un proceso de elecciones municipales y una posible democratización de los gobiernos regionales, cabe reflexionar sobre este tema. Estimo urgente fortalecer el liderazgo, potenciando la delegación, la iniciativa, la divergencia, la autonomía y el pensamiento crítico en las organizaciones. Mientras eso no ocurra, lamento confirmarles que el liderazgo agoniza, nosotros lo estamos matando.

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