Columnistas

El poder del pueblo

Director de Estudios Fundación Piensa

Por: Pedro Fierro | Publicado: Viernes 24 de febrero de 2017 a las 04:00 hrs.
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“Quitaremos esta cuidad a los corruptos. Se la quitaremos a los ricos, a esos opresores que por generaciones nos han tenido dominados con mitos de oportunidad. Luego de esto, se la devolveremos a ustedes, el pueblo”.

Esta frase se hizo famosa luego del primer discurso del presidente de Estados Unidos, Donald Trump. No la dijo él -aunque sí sostuvo algo bastante parecido-, sino más bien “Bane”, aquel villano terrorista enemigo de Batman.

Pese a lo despreciable de este personaje ficticio, su frase encaja con lo que promueven las figuras anti-establishment que han aparecido en Norteamérica, Europa y hasta en el mismísimo Chile: quitar el poder a los corruptos opresores -Washington en el caso de EEUU, el duopolio en el de España, los “mismos de siempre” en el de Chile- para dárselo al pueblo.

Cuando reina la disociación entre los gobernantes y la ciudadanía, sin duda la retórica del villano mercenario es atractiva para algunos políticos -que dicen no serlo, por supuesto-. Quizás acá radica la mayor complejidad del asunto, en el atractivo del discurso, sobre todo considerando que estamos en un año electoral.

¿No es acaso sensato acercar la política a la gente? Indudablemente sí, pero eso no es lo que promueve ni Bane ni el

anti-establishment. Una cosa es acercar las estructuras de poder al ciudadano y otra muy distinta es arrogarse el poder del “pueblo”, como si fuera una amalgama de intereses indiferenciados.

El español Pablo Iglesias es claro al respecto. A propósito de la muerte de Hugo Chávez, el líder de “Podemos” sentenciaba hace un par de años que una de las cosas más destacables del “comandante” fue su capacidad para “sintetizar la voluntad colectiva”. Independiente del eufemismo utilizado, ¿qué significa precisamente “sintetizar” la voluntad de millones de individuos con distintas expectativas e intereses? Lo que esconde Bane, así como también muchas figuras anti-establishment, es que el pueblo del que hablan no lo componen todos, sino que sencillamente unos pocos que se apropian de una inexistente “voluntad popular”.

Con todo esto, uno de los principales desafíos para este año electoral será combatir esta lógica, tarea que no se ve para nada sencilla. Sin ir más lejos, Pedro Sánchez, uno de los principales opositores al populismo de “Podemos”, terminó esta semana defendiendo un pacto con el partido de Iglesias. Esperemos que el “establishment” criollo escoja otro tipo de salidas.

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