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Emprender para incluir sí es posible

Camila Sánchez Directora de Emprendemos +

Por: Camila Sánchez | Publicado: Miércoles 19 de diciembre de 2018 a las 04:00 hrs.
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Camila Sánchez

Hace poco me tocó conocer a Vicente De La Fuente, director de Mz Inclusive un emprendedor al que le cuesta un poco hablar y moverse. Brillante, proactivo y muy ocurrente, Vicente ha vivido en carne propia lo que significa desarrollarse laboralmente con capacidades reducidas en Chile.

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Es el fundador de una consultora que asesora empresas y marcas para que sean inclusivas. Por ejemplo, ahora mismo está en una campaña para desarrollar camisas que se abrochan con imanes y no botones, y así demostrar que se pueden crear productos que todos podamos usar, sin ser excluyentes. Conversando con él y otros emprendedores con discapacidades, me di cuenta de que ellos han emprendido con iniciativas inigualables, porque el emprendimiento ha sido un camino que les ha permitido desarrollarse en su potencia, aportar al mundo y encontrar soluciones a las falencias que tenemos como sociedad con respecto a la discapacidad. En Chile, casi tres millones de personas tienen alguna discapacidad, sin contar a los que corresponden a la tercera edad y tienen movilidad reducida. Es decir, tenemos una gran proporción de la población en esta situación y muchos de ellos enfrentan innumerables barreras de entrada al mundo laboral. De a poco se han ido aplicando mecanismos que ayudan a derribar esas barreras, como la Ley de Inclusión Social, que exige a las empresas con más de 100 trabajadores que el 1% de ellos tenga alguna discapacidad. Pero, aunque la ley es nueva (abril 2018), el porcentaje de empresas que han inscrito contrato de trabajadores con discapacidad no ha sido alto, 30%.

Por eso, los emprendimientos en que sus creadores tienen alguna discapacidad han ido aumentando en Chile. Quienes optan por construir su propio futuro negocio, aunque sea en ocasiones más por necesidad que iniciativa propia, lo hacen muchas veces porque la sociedad no deja otra opción práctica. Y muchos de ellos están acompañados por familiares que los cuidan, quienes también están fuera de la fuerza laboral. Por lo que las oportunidades de emprendimiento los ayudan a generar recursos, desarrollarse laboralmente, mejorar la autoestima y ser parte de una terapia de inclusión en la sociedad.

Conociendo casos como el de Vicente pienso en lo indispensable que es que las empresas, las organizaciones y todos los involucrados apoyen el emprendimiento en todas sus formas. Que vayan más allá del discurso de inclusión laboral y realmente aprecien los grandes aportes de emprendedores que físicamente tienen dificultad, pero que en logros superan con creces a muchos. Con el apoyo al emprendimiento, las personas, discapacitadas o no, pueden contribuir positivamente a la sociedad, llevar al máximo su potencial económico y social, y crear un futuro de éxito para ellos mismos, sus familias, sus empleados y su comunidad.

Podemos preguntarnos, entonces, ¿es el emprendimiento una herramienta de inclusión que sirva para modificar las realidades que queremos cambiar de nuestro país? Hace falta más que la Teletón para generar un país inclusivo y el emprendimiento puede ser un gran recurso sostenido en el tiempo para lograr aquello.

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