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¿Empresas o personas? Falsa disyuntiva

María Cristina Marcet M. Directora ejecutiva Unión Social de Empresarios, Emprendedores y Ejecutivos Cristianos

Por: María Cristina Marcet M. | Publicado: Jueves 6 de septiembre de 2018 a las 04:00 hrs.
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María Cristina Marcet M.

Cuando el crecimiento económico impacta el medio ambiente de modo tal que afecta la salud de las personas, surgen voces que postulan que hay que mover a las empresas; otras, que hay que evacuar a las personas. ¿Empresas o personas? Creo que la solución pasa por usar la conjunción “y”, no “o”.

Las empresas han hecho un serio esfuerzo por aprender que sus resultados son interdependientes de la comunidad en la que están insertas. Del mismo modo, las comunidades pueden llegar a la conclusión equivalente: su bienestar incluye a las empresas vecinas.

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La idea de que el objetivo de las empresas es obtener utilidades resulta atractiva, es fácil de entender y tiene la ventaja de que permite medir el éxito de modo aparentemente “objetivo”. En el lenguaje de las finanzas resulta natural reducir el mundo a opciones binarias, a disyuntivas entre resultados opuestos y excluyentes, es decir, a ésas que usan la conjunción “o” en vez de “y”. El ejemplo más famoso es el mito de la oposición entre rentabilidad o medio ambiente, valor para el accionista o valor para la sociedad (shareholder or stakeholder).

El lenguaje de las finanzas resulta tan natural a la actividad empresarial, que veces se olvida que las compañías exitosas primero definen lo que se debe entender por éxito y, después, traducen esa visión al lenguaje financiero.

Las empresas han recorrido un largo camino para desmontar esa falsa oposición, creando la convicción de que lo que hace exitosa a una compañía no son los términos entre los que opta, sino que la conjunción que usa para vincularlos. Las empresas exitosas son las que eligen rentabilidad y responsabilidad corporativa, valor para el accionista y para la sociedad. La clave está en el orden, secuencia, grados e intensidad con que se buscan cada uno de estos objetivos. Obviamente que hay tensión legítima entre estos factores, el punto es resolver dicha tensión sobre la base de la justicia, teniendo en mente la dignidad de las personas y el servicio al bien común. En el largo plazo, las compañías sustentables son las que logran ambos objetivos, porque entienden cómo se crea valor y cómo éste beneficia a todos los actores, incluidos los accionistas y la comunidad.

En estos 70 años de vida, en USEC hemos aprendido que no existen fórmulas, pero sí vemos principios y guías de actuación. Las empresas a las que les va mejor en el largo plazo son las que tienen claridad en su propósito y valores que van más allá del retorno económico. El pago de un sueldo a fin de mes le permite a una empresa contar con buenos colaboradores, pero si a esa promesa le agregamos la oportunidad de participar de una iniciativa de bien común, de alinear los valores propios con los de una comunidad de personas que trabaja movida por un propósito de servicio a la comunidad, entonces se forman equipos de trabajo motivados, liderazgos positivos que ejercen la autoridad como un servicio, con justicia, la creatividad y la innovación se da de modo más natural y se traduce en bienes de mayor calidad y en una experiencia de servicio superior para los clientes.

Los desafíos que enfrenta una empresa hoy son complejos y no se abordan separando y excluyendo, sino que articulando los intereses de modo que las empresas sean altamente productivas, plenamente humanas y ambientalmente responsables.

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