Enrique Manzur

No + AFP = Reparto

Enrique Manzur Ph.D Académico FEN Universidad de Chile

Por: Enrique Manzur | Publicado: Viernes 27 de abril de 2018 a las 04:00 hrs.
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El movimiento surgido en 2016 realizó una nueva, aunque menguada, movilización este domingo bajo su consigna de terminar con las AFP. A estas alturas resulta bastante claro que el objetivo de fondo de este colectivo no es simplemente el reemplazo de las AFP, sino el cambio del actual sistema de capitalización individual por uno de reparto. Ciertamente es válido que algunos grupos busquen el reemplazo de un sistema que consideran perjudicial para sus propios intereses. Sin embargo, lo que no resulta transparente es que su real objetivo se oculte detrás de un slogan que, si bien puede resultar públicamente atractivo, es poco relevante para el problema en cuestión.

De hecho, entre las principales causas de las bajas pensiones en Chile, las AFP y las comisiones cobradas por ellas tienen una incidencia bastante menor. Mucho más relevantes son los cambios demográficos, como el aumento en las expectativas de vida, que han provocado que el período que deben financiar los fondos ahorrados haya aumentado significativamente en los últimos 30 años, pasando en el caso de los hombres de 15 a 20 años y de 24 a 30 años en el caso de las mujeres. Justamente el efecto combinado del envejecimiento de la población con las bajas en la tasas de natalidad, va generando una reducción del número de trabajadores activos por cada pensionado, que haría inviable la implementación de un sistema de reparto. Otro factor clave para explicar las bajas pensiones ha sido el monto de la tasa de cotización obligatoria, la que desde el inicio del sistema se ha mantenido fija en un 10% del sueldo imponible y sobre la cual existe consenso transversal que debe aumentar significativamente. A modo de referencia, en los países OCDE la tasa promedio es de 18% y en el antiguo sistema chileno superaba el 20%.

A lo anterior se suman los problemas estructurales del mercado laboral chileno, como son el bajo nivel de productividad-remuneraciones y la informalidad. Todo lo cual se ve agravado por el escaso interés y comprensión que demuestran los cotizantes respecto a la información y manejo de sus fondos previsionales, como también su propensión a cotizar por el mínimo posible. Un ejemplo de esto último, es que más de un millón de trabajadores independientes, aprovechando que la ley aún no los obliga, han optado explícitamente por no cotizar, traspasando así la responsabilidad de su pensión futura al resto de los chilenos.

Imaginemos entonces qué pasaría si, como se solicita, las AFP fuesen mágicamente reemplazadas por entidades públicas sin fines de lucro. ¿Mejorarían las pensiones? la respuesta, lamentablemente para quienes creen ver ahí la solución, es negativa. Esto por cierto no significa que las AFP sean un modelo de virtudes organizacionales. Por el contrario, se trata de una industria que requiere de supervisión estricta, inteligente y proactiva para incrementar los niveles de competencia, eficiencia y transparencia del sistema.

En definitiva, más allá del mecanismo de administración que se defina, el principal desafío sigue siendo aumentar el ahorro previsional para hacer frente a una vejez cada vez más prolongada.

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