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Europa le ha dado a China una victoria estratégica

Gideon Rachman© 2021 The Financial Times Ltd.

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Durante el año pasado, China aplastó la libertad de Hong Kong, intensificó la opresión en Xinjiang, mató tropas indias, amenazó a Taiwán y sancionó a Australia. Al firmar un acuerdo de inversión con China, a pesar de todo lo anterior, la Unión Europea ha señalado que no le importa nada de eso.

También es un insulto para Joe Biden. El Presidente estadounidense electo ha enfatizado que, después de la Presidencia de Donald Trump, quiere reconstruir las relaciones con Europa. En particular, la administración Biden quiere trabajar en temas relacionados con China junto en colaboración con otras democracias. Jake Sullivan, el asesor de seguridad nacional de Biden, les hizo una petición a último hora a los europeos para que pospusieran la firma del acuerdo, al menos hasta que tuvieran la oportunidad de discutirlo con la nueva administración. Lo ignoraron.

Los funcionarios de la UE ofrecen varias justificaciones para su decisión. Dicen que muchas de las concesiones que la UE ha obtenido de China ya se les han otorgado a EEUU, como parte del propio acuerdo comercial de “fase uno” de EEUU. Los funcionarios de Bruselas señalan que EEUU no le pidió permiso a Europa antes de concluir su propio acuerdo con China y hablan de una demostración de “autonomía estratégica”.

Estos argumentos de la UE parecen realistas y línea dura. Pero, de hecho, son ingenuos. Es ingenuo creer que China respetará el acuerdo que ha firmado. Es ingenuo ignorar las implicaciones geopolíticas de hacer un trato con China en este momento. Y es ingenuo pensar que el oscurecimiento del clima político en Beijing nunca afectará la vida en Bruselas o Berlín.

La UE dice que este acuerdo “disciplinará el comportamiento” de las empresas estatales de China, que ahora deberán “actuar de acuerdo con consideraciones comerciales”. Pero China asumió compromisos muy similares cuando se unió a la Organización Mundial del Comercio en 2001. Las promesas de frenar los subsidios estatales hechas hace 20 años ahora se ofrecen nuevamente como nuevas concesiones. La promesa de Beijing de “trabajar para” aplicar los convenios internacionales sobre normas laborales también es ridículamente débil.

Durante el año pasado, China ha demostrado en repetidas ocasiones su voluntad de ignorar los compromisos del tratado. Su nueva ley de seguridad nacional viola un acuerdo con Gran Bretaña que garantizaba la autonomía de Hong Kong. China también ha impuesto aranceles a los productos australianos en violación del acuerdo de libre comercio entre China y Australia.

Los europeos también se engañan si piensan que pueden ignorar la naturaleza cada vez más autoritaria y agresiva de la China de Xi Jinping. Durante los últimos 70 años, los europeos se han beneficiado del hecho de que la nación más poderosa del mundo es una democracia liberal. Si una nación autoritaria, como China, desplaza a EEUU como potencia global dominante, las democracias de todo el mundo sufrirán las consecuencias.

Incluso en el orden geopolítico actual, China ha demostrado en repetidas ocasiones su voluntad de utilizar su poder económico como arma estratégica. Al profundizar su dependencia económica de China — sin coordinar su política con otras democracias — las naciones europeas están aumentando su vulnerabilidad a las presiones de Beijing.

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