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Evópoli: autogol constitucional

Antonio Correa Director Ejecutivo de IdeaPaís

Por: Antonio Correa | Publicado: Miércoles 29 de marzo de 2017 a las 04:00 hrs.
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Evolución Política ha entregado sus 130 propuestas para la elección presidencial. Es bueno destacar su intención, podríamos decir constante, de hacer un trabajo serio y razonado de cara al futuro de Chile, independiente de sus dificultades teóricas más amplias (bien denunciadas por Daniel Mansuy). Sin embargo, llama la atención que hacia el final del documento se proponga evitar que nuestra carta fundamental consagre aquellos principios “como subsidiariedad y solidaridad, que buscan orientar ideológicamente la Constitución”.

¿Qué querrán decir con “ideológicamente”? ¿Esgrimen esa palabra para señalar un conjunto de ideas o con una connotación negativa? Dejando a un lado la pelea dada en su momento por la derecha sobre la distinción entre ideologías y doctrinas, la mejor interpretación del texto de Evópoli sería señalar que, en la búsqueda de una constitución mínima, deben evitarse aquellos conceptos que producen un nivel importante de disenso social.

El problema es que los principios de una Constitución son precisamente el lugar donde se expresan aquellos conceptos que orientarán toda la legislación y, por eso, nadie negaría la importancia de principios como la igualdad de los ciudadanos o la libertad personal. Asimismo, la subsidiariedad ha sido un principio fundamental para los últimos 40 años de la política chilena, que ha permitido iluminar los distintos ámbitos de las políticas públicas, sin por ello estar exento de críticas.

Desde las movilizaciones del 2011, la izquierda ha instalado que el principal culpable de todos los problemas que aquejan a nuestro país sería una visión subsidiaria del rol del Estado, por lo que intenta excluir este principio de nuestra vida política. Es verdad que su aplicación y comprensión podría mejorarse; de hecho, se ha señalado por vastos sectores que debe ser complementado por el principio de solidaridad, para evitar los problemas que apareja su aplicación aislada. Pero algo muy distinto es eliminarlo de la Constitución.

Es curioso que el partido de Felipe Kast abandone el resguardo de este principio a nivel constitucional en un momento en que es tan necesaria su defensa. Quienes criticamos algunas concepciones radicalmente reduccionistas o pasivas de la subsidiariedad jamás hemos abogado por excluirla como principio general de nuestro ordenamiento. Al contrario, deseamos que sea debidamente complementada y acertadamente aplicada. A diferencia de lo que plantea Evópoli, queremos más subsidiariedad y no menos.

Más extraño resulta la posición del partido de Kast, al comprobar que en su declaración de principios sostienen que “el libre mercado y la subsidiariedad activa del estado son pilares de libertad y prosperidad material y moral de los pueblos”. ¿Cómo entender su postura constitucional?

Quizás este partido pretende consagrar la subsidiariedad en otro lugar, vaya a saber uno. El punto es que negar o disminuir la vigencia de este principio es un error político, sobre todo de un partido que busca conquistar el centro y la derecha. Esta claudicación, que renuncia a la historia política reciente y a un principio que debiera ser valorado desde la DC hacia la derecha, es un disparo en los pies antes de salir a la cancha a jugar el partido con la izquierda más dura.

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