Fernando Barros

Unidad, colaboración y disciplina

Fernando Barros T. Abogado. Consejero de SOFOFA

Por: Fernando Barros | Publicado: Viernes 3 de abril de 2020 a las 04:00 hrs.
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Con las palabras en el título de esta columna el Presidente Piñera hizo un llamamiento a los chilenos a unir filas y enfrentar juntos un período incierto, de semanas o incluso meses, en el que estaremos sometidos a la más compleja etapa del flagelo del Covid-19, con una inevitable explosión de contagios, miles de compatriotas enfermos, previsibles crisis hospitalarias y un número indeterminado de muertes.

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Si bien ese panorama es de por sí angustiante, se ve agravado por encontrar una sociedad dañada en su convivencia y su dinamismo económico por la explosión de violencia que asoló a Chile a partir del 18 de octubre pasado, con semanas de destrucción de bienes públicos y privados, supermercados, comercios y PYME, infraestructura productiva y de servicios, en niveles nunca vistos en nuestro país. Esta insurrección abortó la recuperación de la economía que ya lograba esta administración, después de heredar uno de los peores cuadrienios en materia de inversión de nuestra historia y tasas mediocres en materia de crecimiento.

Cuando aún no se disipaba el humo y polvo de la devastación de las llamadas “marchas pacíficas”, las decisiones de inversión frenadas por el impacto de la irracionalidad y odiosidad destructoras, y la incertidumbre de la aventura constituyente, llega a Chile la pandemia mundial precedida de la pérdida de muchas vidas en Asia y Europa, lo que ha requerido una intervención que supone inmovilizar ciudades y paralizar actividades, con un alto costo en materia de empleo y el consiguiente freno de la actividad económica.

Ante este flagelo nuestras autoridades han actuado con particular diligencia y eficiencia, adoptando tempranas medidas de aislamiento social, cuarentenas, barreras sanitarias, preparación de centros de atención de enfermos y otras que han permitido, hasta la fecha, resultados más favorables que otros países desarrollados en momentos comparables, manejo que es reconocido por la ciudadanía en su aprobación a la gestión del gobierno y del Presidente.

Nadie dudaría que en un momento tan grave como el que vivimos los chilenos, sin distinción, cerraríamos filas con el Gobierno. Lamentablemente, éste ha sido obstaculizado en su gestión de la crisis por autoridades locales y políticas que, con increíble soberbia, afán de figuración, desprecio por el razonamiento científico y fuera del límite de sus atribuciones, han dispuesto cierres de empresas y caminos, formulando exigencias y declaraciones contrarias a la legalidad. Con todo eso, han demorado leyes esenciales con indicaciones inconstitucionales, atentando contra la posibilidad de enfrentar la pandemia con una política coherente de salud, diseñada por los más calificados expertos de nuestro país, con responsabilidad económica y pensando en todos los chilenos y no en un grupo, sector o comuna.

En lo que se ha denominado la peor crisis mundial desde la Segunda Guerra Mundial y el mayor colapso económico desde la Gran Depresión de los 30, está en juego ya no la economía de Chile, sino que la vida de miles de compatriotas. Es por esto que es un imperativo ético y patriótico acoger el ruego del Presidente de enfrentar las duras semanas que vienen unidos como un solo pueblo, colaborando constructiva y disciplinadamente a través de los canales que la institucionalidad democrática nos ha dado, evitando generar pánico y postergando ambiciones personales o conveniencias partidistas que sólo harán más dolorosa la etapa que debemos enfrentar ahora de esta pandemia.

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