Fernando Reyes Matta

Chile-Bolivia: empresarios y futuro

Por: Fernando Reyes Matta | Publicado: Viernes 6 de marzo de 2015 a las 04:00 hrs.
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Buscando antecedentes encuentro en el diario La Razón, de Bolivia, una larga nota publicada tras el discurso del presidente Evo Morales en la conferencia CELAC-Unión Europea de hace dos años, realizada en Chile. Al texto, dando cuenta de lo dicho por el mandatario boliviano, siguen los comentarios de sus lectores. Predomina en ellos el tono de "no perdamos el tiempo", como lo refleja uno en particular:

"La iniciativa de Bolivia de presentar la demanda marítima en La Haya y lanzar dudas sobre la validez del Tratado de 1904 destruye el ambiente de diálogo y cooperación. Así, por decisión soberana, Bolivia ha cerrado la vía de la negociación. Ahora Bolivia debe agotar todas las posibilidades de la demanda, contratar los mejores especialistas, estructurar el mejor proceso, presentar la causa en todos los tribunales posibles e imaginables. Después de algunos años, cuando finalmente quede evidente que la demanda es una vía fracasada, tal vez Bolivia esté dispuesta a iniciar un proceso de negociación bilateral serio y responsable.

Hasta 2025, o tal vez más, se desperdiciará tiempo en una demanda marítima que es un callejón sin salida".
Sabemos que de entonces ahora Bolivia no ha cambiado su estrategia y –débil en sus argumentos jurídicos– pone el acelerador a fondo en una campaña comunicacional que, en ese plano, logra ser efectista. Pero en el Tribunal de La Haya lo que vale son planteamientos de derecho internacional. Y uno en especial: los Tratados se firman para cumplirlos y todo cambio en ellos sólo es posible en acuerdo de ambas partes.

Chile tiene el compromiso de asegurar libre tránsito a las importaciones y exportaciones de Bolivia y así ocurre por los puertos de Arica, Iquique y Antofagasta. Y hay ocasiones en que se hacen tareas complejas como en noviembre pasado cuando, de 13.500 toneladas de acero de construcción destinadas a ciudades bolivianas, 3.200 de ellas pasaron directo de la embarcación a 128 camiones bolivianos para ser enviadas de inmediato al país altiplánico. Juan Carlos Zurita, dueño y presidente de Import & Export Las Lomas, de la ciudad de Santa Cruz, Bolivia, indicó que "lo que nos motivó para hacer este tipo de despacho es que reducimos el tiempo de permanencia en puerto de nuestra mercadería, lo que significa tener el material en nuestras oficinas y de esta manera cumplir con nuestros compromisos con los clientes de Las Lomas a lo largo de todo Bolivia".

Esto es lo cotidiano, lo real. Y por ello, volviendo al comentario en el periódico uno se pregunta: ¿Cuánto se ganaría por ambas partes si Bolivia, en vez de ir a La Haya para un juicio cuyo destino final carece de todo realismo, se sentara a pensar con Chile cómo será esa relación al 2025 o más allá?

Pasando por encima de las confusiones y pérdidas de tiempo histórico que significará esta impugnación en La Haya, otros actores debieran ponerse a pensar en ese futuro. Y allí cabe un papel para los empresarios. A mediados de diciembre, en la antesala de la Cumbre Iberoamericana realizada en Veracruz, México, el presidente de la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia, Daniel Sánchez, habló con algunos hombres de negocios chilenos.

A su juicio, según entrevista publicada el 31 de diciembre en La Segunda, la idea es reactivar un diálogo formal entre privados de ambos países. "Se tocó superficialmente el tema, pero nada más... Hasta ahora, seguimos comerciando de manera artesanal, y eso no es bueno para nadie", señaló.

Más allá del comercio y más allá de la circunstancia de La Haya cabe pensar una estrategia mayor con Bolivia, una mirada larga a veinte o treinta años. Una propuesta donde los empresarios chilenos llamen a sus contrapartes bolivianas para definir aquellas metas de interés común que serán ineludibles en el largo plazo.

Esa descarga de acero para las construcciones en Bolivia, hecha con eficiencia y oportunidad, demuestra los caminos a seguir: el acceso al mar Bolivia ya lo tiene, y lo que haya que mejorar –para el bien de todos– siempre será conversable. El mundo empresarial no puede entrar en la trampa del pasado que agita hoy el gobernante boliviano.

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