Chile: ¿”Nueva mediocridad” o “Nueva movilización”?

Fernando Reyes Matta

Se le pasó la mano al Financial Times al afirmar que Chile encajaba perfectamente en lo que la Directora del Fondo Monetario Internacional (FMI) llamó el crecimiento mediocre. Primero, porque el concepto lanzado por Christine Lagarde a comienzos de octubre tenía mucho más en mente la realidad de la eurozona y la falta de políticas pro crecimiento para salir de la crisis global. Segundo, porque nunca le preguntaron al ministro en su entrevista de la víspera si veía a Chile en ese marco conceptual o, por el contrario, lo ubicaba más en el país de una “nueva movilización”, el otro concepto que también había lanzado la alta funcionaria mundial.

Al hablar el 2 de octubre en la Universidad de Georgetown, la directora del FMI describió las nubes negras que veía en el horizonte de la economía mundial, sobre todo porque no se pasaba de cierta recuperación financiera a la puesta en marcha de medidas que dinamicen la economía real. Dijo entonces:
“Hay una recuperación, pero como todos sabemos -y como todos lo sentimos- el nivel de crecimiento y empleo simplemente no basta. El mundo necesita apuntar más alto y trabajar más duro, hacerlo juntos y centrados en las circunstancias de cada país. ¿A qué me refiero? Me refiero a una combinación de políticas más ambiciosas que representen una “nueva movilización” para poder superar esta “nueva mediocridad” que empaña el futuro”.

Y, en ese marco, señaló cuáles deberían ser esas grandes decisiones para la “nueva movilización”:
Primero, políticas fiscales en pro del crecimiento y en pro del empleo. Entre ellas, medidas fiscales bien focalizadas, como por ejemplo reformas que permitan hacer frente a la evasión tributaria, apoyar un gasto público más eficiente y reducir la carga sobre los trabajadores.

Segundo, reformas estructurales de los mercados de mano de obra y de productos. Para impulsar el consumo y la inversión necesitamos un crecimiento más robusto del empleo y los salarios. Concretamente, tenemos que reforzar los mercados de trabajo.

Tercero, inversión pública en infraestructura. Porque esta inversión ha bajado sustancialmente, en todos los países, resulta crucial garantizar que el gasto en infraestructura sea eficiente. No cabe duda, que ese gasto puede brindar un poderoso ímpetu al crecimiento y al empleo.

Si los periodistas del Financial Times hubieran preguntado a Christine Lagarde donde ubicaba a Chile, si más cerca de la “nueva mediocridad” o de la “nueva movilización”, parece lógico pensar que nos habría visto más en esta dinámica de futuro. Entre otras cosas porque hay voluntad público-privada de enfrentar con seriedad y realismo los desafíos que plantea el momento económico global. Como dijo el ministro Arenas, “nadie está contento con este crecimiento, pero lo que hay que cuidar son las expectativas que hay en Chile, de que vamos a crecer más en 2015”.

Tres ejemplos de esta semana refuerzan la estrategia público-privada. Por una parte, las propias presentaciones en Londres en torno del Chile Day y las reuniones con empresarios e inversionistas tanto allí en la capital británica como en Madrid. Por otro lado, la constitución de la Mesa Público-Privada de las Relaciones entre Chile y el Asia-Pacífico para incrementar nuestros lazos con esa región. Tercero, la presentación de lo que será el Pabellón de Chile en la Expo Universal de Milán 2015, donde la agroindustria chilena mostrará lo que es y puede llegar a ser; todo ello en un pabellón de hermoso diseño en pino radiata.

Es cierto, el mundo vive un momento de crecimiento que no da para entusiasmos: por ejemplo, las economías avanzadas en conjunto llegan al 1,8%, donde Estados Unidos aporta el 2,2%, pero la zona euro se queda en el 0,8%. El punto es que, en medio de ese escenario, hay países que caminan hacia una “nueva movilización”, al decir de Lagarde; que van hacia una nueva etapa en el equilibrio entre Estado-Mercado-Sociedad: es el caso de Chile.