Columnistas

Fraude corporativo: las buenas noticias

  • T+
  • T-

Compartir

"Fraude corporativo" se refiere a los delitos de que son víctimas las empresas y que afectan su patrimonio (tangible o intangible); dado, como veremos, que éstos son sustantivamente perpetrados por sus propios empleados, la expresión aquí es equivalente a "fraude ocupacional".

He dedicado columnas a despertar conciencia sobre la idea de que el fraude corporativo es estructural en todas las empresas, y transversal a todos los nichos del mercado; y que su costo anual para las empresas es gigantesco.

Ahora, las buenas noticias: hoy tenemos herramientas evaluadas y eficaces para reducir muy significativamente el fraude corporativo, lo cual implica, a su turno, sustantivos espacios de ahorro ¿Por qué? Porque las cifras muestran que el fraude corporativo es un "delito de oportunidad". En una enorme proporción de los casos, la decisión de cometer el fraude no tiene nada que ver con la bondad o maldad de quien lo hace; al contrario, la mayoría de ellos son, en principio, personas honestas, y su decisión delictual está más bien sustantivamente determinada por la concurrencia de un conjunto de factores de presión y oportunidad. Si éstos no se presentan, tampoco el fraude. Oportunidad + Presión + Racionalización, configuran lo que se conoce como "el triángulo del fraude".

Ésta es una gran noticia, porque tenemos un extraordinario conocimiento de la estructura de la oportunidad, lo mismo que de los métodos para intervenirla, los cuales han probado ser más eficaces y rentables que ningún otro. Esto, en el ambiente mucho menos controlado de la seguridad pública; una empresa, es simplemente un paraíso para estas metodologías. Tras éstas están 30 años de búsqueda (internacional), ensayo y evaluación, de un volumen altamente profesional y especializado de conocimiento técnico, tales como los desarrollos en Prevención Situacional, Problem Oriented Approach, y Broken Windows –por nombrar algunos principales.

Estos desarrollos son realmente los que están detrás de todas las recomendaciones, mejores prácticas y estándares legales mínimos para las exigencias regulatorias a las empresas de implementar modelos de prevención de delitos. Según el "Reporte a la Nación" de la ACFE, los 15 controles antifraude más eficaces están dirigidos a intervenir uno o más de los vértices del "triángulo del fraude" y la "estructura de oportunidad", reduciendo el promedio de pérdidas por fraude entre 31% y 46% (US$ 45.000 y US$ 85.000, respectivamente), y disminuyendo su media de duración entre 41,7% y 62,5 (de 24 a 14 meses, y de 24 a 9 meses, respectivamente), dependiendo del control en cuestión.

Por ejemplo, un Código de Ética Corporativo sólo es relevante a la luz de esto, y, para que cumpla su función, su contenido es sumamente particular y específico; de otro modo sólo produce documentos de valor escaso, una mezcla de moralina y recordatorios legales que, en vez de integrarse a una estrategia corporativa "Tone at the Top", con frecuencia sólo minan la legitimidad del gobierno corporativo, haciéndolo parecer ingenuo, ajeno y desvinculado a la preocupación del fraude corporativo interno.

Lo más leído