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“God save the Queen” y la seguridad de los consumidores

Jaime Lorenzini

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Escuchar al legendario grupo punk, Sex Pistols, con God save the Queen no debería generar consecuencias graves como daños físicos o la muerte. El reciente recital de un grupo punk en una discoteque de Santiago, donde murieron cuatro asistentes, exige la atenta mirada de las autoridades para el diseño de adecuadas políticas de protección al consumidor.


La seguridad se ha reconocido en la Ley N°19.496 (LPC) como un derecho en las relaciones de consumo, pero el foco ha estado en la seguridad de productos y no de servicios. Así, resulta destacable la labor de Sernac y sus iniciativas tendientes a robustecer los estándares de seguridad de los productos comercializados en el mercado generando procedimientos, protocolos de alerta y retiros voluntarios. Sin embargo, se advierte menor preocupación por la seguridad de servicios, atendida la particular lógica de este tipo de actividades que no se ajusta completamente a criterios de retiro, rotulación o cambio. No obstante, el riesgo aparejado a determinadas actividades desarrolladas por los consumidores, tales como transporte, turismo aventura, recitales, partidos de fútbol, entre otros, exige un análisis desde la perspectiva de protección al consumidor, eliminando o minimizando riesgos o peligros que pueden derivar en daños graves para la salud o incluso en la muerte de los consumidores o de terceros.


La actual dispersión normativa de reglas para la correcta prestación de ciertos servicios -por ejemplo en eventos masivos- impide a los sujetos regulados y a la autoridad, definir órganos o instituciones competentes, deberes de actuación y sanciones aparejadas a incumplimientos o daños. De ahí que la seguridad de servicios ha devenido en "tierra de nadie", lo que no puede transformarse en indefensión para el consumidor. Las reglas especiales dadas por la LPC se complementan con deberes de información, pero mientras no exista normativa especializada y técnica que se haga cargo de los riesgos o peligros que conllevan para los consumidores ciertas actividades, la seguridad de servicios seguirá exigiendo la adecuada coordinación entre los distintos órganos públicos y los privados que participan de ellos, aportando cada uno, lo que su competencia y experiencia les permitan.


Hoy la peor parte la sacaron los asistentes a un recital en la ciudad de Santiago. Mañana debiese haber mejores noticias para los amantes de The Clash, The Ramones o de cualquier estilo musical, lo que exige una mayor preocupación por la seguridad de los servicios prestados a los consumidores.

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