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Hasta la crisis es desigual

Fernanda Vicente, directora Scotiabank, presidenta y co- fundadora de Mujeres del Pacífico

Por: Fernanda Vicente, directora Scotiabank, presidenta y co- fundadora de Mujeres del Pacífico | Publicado: Jueves 14 de mayo de 2020 a las 15:11 hrs.
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La pandemia del Covid 19 nos enfrenta a retos sociales de dimensiones enormes. Con un desempleo que podría acercarse al 18%, una parte importante de nuestro país no va a tener un plato en su mesa, ni va a poder pagar las cuentas básicas. Así de fuerte, así de crudo. Pero la crisis azota con mayor fuerza a las mujeres.

Quienes trabajamos con ellas, conocemos en profundidad la enorme desigualdad de género que persiste en todos los sectores, en las oportunidades, en las posibilidades, en el trato y en el futuro. Las recientes crisis sociales y sanitarias las dejan en una situación de mayor precariedad, pues en estos escenarios ellas cuentan con menos recursos para hacerles frente.

De acuerdo a la Encuesta Suplementaria de Ingresos del INE, el 65% de quienes trabajan en servicios y comercio -dos de las industrias más afectadas- son mujeres. Además, representan el 35% de la población inactiva laboralmente por razones familiares, versus un 2,5% en los hombres (Estudio Autonomía Económica de Las Mujeres, de la plataforma Juntas en Acción). Por otro lado, un 41% de los hogares son liderados por mujeres jefas de hogar, quienes no sólo son el único sustento económico, sino también dueñas de casa, madres y ahora co- educadoras.

Y si hablamos de teletrabajo, término que parece muy sofisticado para un importante número de mujeres, de acuerdo al Estudio de Teletrabajo en la Empresa Regional, Pequeña y Mediana de la ACHS, las ocupaciones con mayor participación femenina son los con menos posibilidades de trabajar a distancia. Del universo de quienes están con esta modalidad, las mujeres reportan como principal dificultad, compatibilizar el teletrabajo con las labores domésticas, mientras que los hombres, la calidad de Internet.

Pero las cifras más dolorosas son las de la violencia intrafamiliar. Durante la cuarentena las denuncias han aumentado en un 70%, lo que visibiliza la feminización de la pobreza. El 54% de los pobres más pobres de nuestro país son mujeres y 7 de cada 10 chilenos que no cuentan con ingresos propios también lo son. Quienes están más presentes en la actividad informal son mujeres y la tasa de desempleo en el trimestre enero-marzo es de 9,7% para ellas y de 7,1% para los hombres.

A la hora de buscar empleo, las mujeres cuentan con menos redes laborales, mayores lagunas en sus currículums y en sus cotizaciones, y es más difícil para ellas emprender debido a que cuentan con menos ahorros por las brechas salariales históricas, y en consecuencia, menos posibilidades de obtener financiamiento.

No se ve en el futuro cercano una recuperación vigorosa de la fuerza laboral, debido a la baja de la actividad económica, pero también por la digitalización acelerada y la robotización, áreas en que las mujeres también tienen grandes brechas.

Pero sí hay un atributo donde las mujeres tienen ventajas es en el impacto. De acuerdo a Mujeres del Pacífico, una mujer impacta al menos a cinco personas en su entorno cuando se empodera económicamente, porque la mayoría no van solas, van con familias y una comunidad.

Cuando los desafíos son enormes y los recursos limitados, es momento de ser creativos. Quizás priorizar la ayuda en las mujeres, pueda ser la solución para apoyar al país entero.

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