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Hipoteca reversa: una visión positiva

Rogelio González Presidente de Cajas de Chile A.G.

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Rogelio González

Ciertamente no resulta fácil ni popular introducir, en el presente, mejoras a un sistema previsional llamado a madurar y entregar resultados en una perspectiva de tiempo que debe incluir no menos de una generación. Así, el mejoramiento de las pensiones de quiénes ya han recorrido una parte importante de su vida laboral y que no hicieron el esfuerzo de cotizar en su AFP más allá del mínimo que exige la ley, es improbable si tales personas, al momento de ejercer su derecho a pensionarse, no cuentan con reservas adicionales representadas por activos, mobiliarios o inmobiliarios, que libremente quieran destinar a mejorar su calidad de vida y/o su pensión.

La reserva más extendida y de mayor valor de la familia media chilena está representada por la vivienda, cuya nuda propiedad, dependiendo de su valor de mercado, puede transformarse en una atractiva fuente generadora de ingresos que, sumados a la renta obtenida con los ahorros obligados, permitiría a muchas personas complementar su pensión y mejorar, por consiguiente, su capacidad económica, sin perder por ello el usufructo de la vivienda. Pensionados de países como EEUU, Canadá, Francia y España pueden, desde hace años, ejercer esta opción a través de un mercado regulado que les ofrece la Hipoteca Reversa como alternativa para incrementar sus ingresos.

Una decisión personal, libre e informada, conjuntamente con un marco legal adecuado a nuestra realidad, en que se resguarden los intereses de los diferentes actores que potencialmente puedan participar en un mercado de estas características, constituye un requisito que facilitaría la existencia de una solución como la propuesta. Un sistema similar al SCOMP que utilizan AFP´s y Cías. de Seguro para ofertar retiros programados y rentas vitalicias, podría operar en este caso sobre la base de tasaciones efectuadas por profesionales calificados.

Incrementar el ahorro, vía aumento de cotizaciones y/o edades de jubilación, suena lógico si objetivamente se tienen en cuenta las pensiones que para determinados segmentos está logrando el régimen de capitalización individual; el comportamiento de los mercados del trabajo y de capitales; y, el aumento de las expectativas de vida. Será poco grato abordar hoy los ajustes que la realidad recomienda, pero precisamente por no enfrentar la impopularidad, el sistema político de la época, conociendo el crudo diagnóstico de la Comisión Prat en 1964, tardó años en abordar una reforma tan radical y necesaria como la que se materializó, en 1981, para nuestro sistema previsional.

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