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Informe Engel: Una oportunidad para salir de la parálisis

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Una de la características más comunes de las crisis políticas es la parálisis de los que están llamados a actuar. Nadie reacciona. Nadie lidera. Las inteligencias más lúcidas tienden a desaparecer. Todo se nubla y se pierde el sentido común. Y eso termina arrastrando incluso a personas con liderazgo. ¿Por qué ocurre? Es un fenómeno que no se alcanza a explicar en esta columna, lo que sí todos constatamos es que ello es una realidad hoy en Chile. Lo que debemos reflexionar es cómo salimos de esa parálisis y logramos iniciar un camino de solución a aquello que ha gatillado una crisis. ¿Cómo o quién la descubre y la implementa? Ese es el tema de fondo: si no hay un verdadero líder que tome la iniciativa y es capaz de comprometer al resto, las consecuencias son impredecibles. Hoy vemos como el poder empieza lentamente a radicarse en entelequias o personas que empiezan a copar los medios de comunicación, adueñándose de la representación "de la gente", "de la ciudadanía", "del pueblo", "de las redes sociales", o hablando en nombre de ellas, sin saber dónde la obtuvieron.


En política nunca hay vacío de poder, alguien lo toma. Siempre se llena. Si los mandatados por la soberanía popular renuncian a ejercerla, serán otros los que ocuparán sus lugares, llevando agua a sus propios molinos. Siempre habrá fuerzas que actúan más bien ocultas, que tratan de beneficiarse profundizando las crisis para lograr sus objetivos. Basta ver a los partidarios de crear una Asamblea Constituyente...


Lo más importante para revertir ese camino es tener clara la realidad del escenario que se quiere cambiar. Que el Gobierno, los Partidos Políticos y el Parlamento -que son los llamados a liderar una solución- pasan por una profunda crisis de credibilidad, ya nadie lo pone en duda. Que por ello están imposibilitados de actuar, no es cierto. Ellos son los que ejercen la soberanía popular, otorgada por los ciudadanos responsables que van a ejercer su derecho y sufragan -con voto voluntario- en las Presidenciales y Parlamentarias. Su parálisis es lo que debe revertirse. Después de la solución habrá tiempo para ir recuperando lentamente esa credibilidad perdida.


Que no es fácil dar el primer paso para un acuerdo, hay sobrados ejemplos de ello. Que después será valorado, incluso como una mirada país, como una visión de Estado, también hay un sinnúmero de ejemplos. Por tal razón, ni la Presidenta, ni el ministro del Interior y ni su gabinete, ni tampoco los partidos políticos, deben desaprovechar la oportunidad que les brinda el término de la Comisión Engel. Es tal vez la única luz que se ve al final del túnel.


Cuando hay problemas de desconfianzas y pérdidas de credibilidad, las formas adquieren una importancia vital. Muchas veces la falta de prolijidad en cómo hacer las cosas termina arruinando los mejores caminos de solución. En los detalles está el éxito. En una sana amistad cívica están las confianzas y credibilidades para fraguar un acuerdo.


Sin ningún otro objetivo, el Gobierno liderado por la Presidenta y su ministro del Interior deben invitar a todos los Partidos con representación en el Congreso que quieran sumarse a despachar todas las propuestas de la Comisión Engel, en un plazo que no puede pasar mas allá del 31 de junio. Y, frente al actual escenario, no puede continuar el objetivo de importantes dirigentes de la NM que quieren botarlo. El acuerdo no solo debe ser sobre el contenido de las leyes, sino también en un breve plazo para despacharlas, antes de que concluya el primer semestre. Es un trabajo mancomunado de todos los actores, que no tengo dudas será el inicio del camino de la recuperación de las confianzas y credibilidades.


Llegó la hora de hacer leyes 2.0 para separar la política del dinero. Si la sociedad ve a todos legislando con prontitud, al alero de acuerdos transversales, con el tiempo lo terminará valorando como una de las grandes contribuciones al desarrollo y progreso de nuestra democracia y del país. Si alguno pretende sacar ventajas personales o partidistas de estos escenarios, está profundamente equivocado. Más bien al contrario, creo que en gran medida esta crisis se fue profundizando porque no pocos de lado y lado trataron de aprovecharse. En estos temas, finalmente, la ciudadanía los considera todos iguales y lo único que ocurrirá es que cada vez costará mas comprometer personas honestas y preparadas para el servicio público.

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